El cannabis impacta de manera significativa en los cerebros en desarrollo de los adolescentes, según un nuevo estudio que revela una relación más estrecha entre el consumo de marihuana y los trastornos psicóticos de lo que se pensaba.
La psicosis, lejos de ser un estado de éxtasis, es una enfermedad psicológica que conlleva alucinaciones, trastornos del pensamiento y la pérdida de contacto con la realidad. Estudios recientes, como el llevado a cabo en Canadá y publicado en Psychological Medicine, subrayan que el cannabis puede afectar el cerebro en desarrollo de los adolescentes, aumentando el riesgo de trastornos psicóticos.
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Rainer Thomasius, director del Centro Alemán de Adicciones en Niños y Adolescentes, advierte que el consumo de cannabis puede provocar no solo alucinaciones, sino también dificultades de concentración, embotamiento sensorial y sobreestimulación. Además, señala que la abstinencia de la droga puede curar un trastorno psicótico en el corto plazo, pero existe un riesgo continuo de desarrollar psicosis, incluso esquizofrenia, si se vuelve a consumir.
El cerebro adolescente, aún en desarrollo, es particularmente vulnerable al cannabis. El tetrahidrocannabinol (THC), principal componente psicoactivo de la marihuana, puede afectar las sinapsis de las fibras nerviosas y el desarrollo de la sustancia blanca del cerebro, comprometiendo funciones cruciales como el pensamiento, el razonamiento y la regulación emocional.
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Thomasius destaca que el consumo de cannabis durante la adolescencia puede dañar hasta un tercio de las conexiones en el lóbulo frontal del cerebro, lo que puede resultar en una disminución del coeficiente intelectual y aumentar el riesgo de depresión y ansiedad. Además, advierte sobre los riesgos de seguridad vial, especialmente con el aumento de la legalización y la disponibilidad del cannabis.
La legalización del cannabis, como en el caso de Alemania desde abril de 2024, preocupa a los expertos, ya que facilita el acceso de los adolescentes a la droga y minimiza la percepción del peligro. Además, el aumento en el nivel de THC en el cannabis ilegal, que ha pasado del 1% en 1980 al 20% en 2018 en Canadá, representa una amenaza adicional para la salud mental de los jóvenes.
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A pesar de que la mayoría de los jóvenes que consumen cannabis no desarrollan trastornos psicóticos, el riesgo aumenta considerablemente con el consumo, lo que plantea serias preocupaciones sobre la salud mental de la juventud.
FUENTE: DW.