Investigadores brasileños administraron DMT extraída de esta planta a pacientes con depresión, con resultados prometedores. El tratamiento se inspira en rituales indígenas y podría llegar a clínicas en cinco años.
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La jurema preta (Mimosa tenuiflora), una planta de raíces profundas en rituales indígenas del noreste brasileño, comienza a abrirse paso en el campo de la medicina moderna como posible tratamiento contra la depresión. Un reciente estudio publicado en la revista Nature señala que esta especie contiene dimetiltriptamina (DMT), un potente alucinógeno que ha mostrado efectos terapéuticos en pacientes con trastornos del ánimo.
Aunque la jurema se encuentra comúnmente en puestos callejeros de hierbas medicinales en Brasil, la legislación permite su cultivo, pero restringe el uso de DMT, salvo en contextos científicos o religiosos. El físico Draulio Araujo, del Instituto del Cerebro de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, lidera un equipo que administra DMT a personas con depresión severa, bajo condiciones médicas controladas.
Durante seis meses, 14 pacientes recibieron DMT inhalado en globos vaporizados. Los resultados sorprendieron: «Un día después de la intervención, ya presentaron una mejoría importante», afirmó Araujo. Según el investigador, la sustancia psicodélica permite cambiar la perspectiva con la que los pacientes enfrentan sus problemas.
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Sin embargo, los especialistas insisten en que no se trata de una cura mágica. «No es para todos», aclara Araujo, mientras la neurocientífica Fernanda Palhano-Fontes recuerda que el tratamiento se complementa con terapia psicológica y medicamentos tradicionales.
Los testimonios también reflejan efectos subjetivos intensos. Guaracy Carvajal, un programador de software que sufre depresión crónica, afirma que al fumar DMT extraída por él mismo, sintió que «resolvía» asuntos personales. Aunque no lo considera una solución definitiva, dice que le permitió tener una vida más liviana.
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En paralelo, la planta continúa usándose en ceremonias religiosas donde se mezcla con otras hierbas para elaborar una bebida que acompaña danzas y trances espirituales. Para personas como Joyce Souza, estos rituales facilitan una conexión profunda consigo mismas.
El equipo de Araujo planea ampliar los ensayos clínicos a más de 100 pacientes. “En cinco años podríamos tener una imagen clara de cuándo llegará a un escenario clínico real”, anticipó el científico.
Fuente y foto: DW