Arqueólogos encuentran la marca de una pata de gato en un fragmento de jarra de arcilla, testimonio de un felino que «amasó» hace siglos en lo que hoy es Israel.
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Un equipo de arqueólogos internacionales descubrió una curiosa huella de una pata de gato en un fragmento de jarra de arcilla de más de 1.200 años, encontrado en el monte Sión, en el actual Israel. Según informaron a Haaretz y Live Science, el hallazgo corresponde a un periodo entre el siglo VIII y XIII, cuando el área estaba bajo dominio de la dinastía musulmana abasí. Los científicos creen que el gato dejó su marca en la arcilla mientras la jarra se secaba al sol, revelando una antigua escena de calma animal.
La huella, que muestra las garras y la pata parcialmente extendida, fue interpretada como una señal de que el gato, en su momento de tranquilidad, presionó la arcilla con sus patas en un gesto similar al amasado que hacen los felinos al sentirse seguros. Conocido popularmente como “hacer galletas”, este comportamiento es común en los gatos domésticos actuales y podría estar vinculado a la satisfacción del animal en aquel entonces.
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Shimon Gibson, profesor de la Universidad de Carolina del Norte, afirmó que “la huella sugiere que el gato probablemente estaba tomando el sol en el borde de la jarra”. Según el experto, en la cultura islámica del periodo abasí, los gatos tenían un significado especial, y se dice que el profeta Mahoma sentía una profunda afinidad por estos animales, reflejada en la literatura islámica.
El hallazgo se suma a la historia arqueológica de Jerusalén, mostrando no solo restos materiales, sino también instantes de tranquilidad y bienestar animal en un pasado remoto.
Fuente y foto: Actualidad