Aunque no tiene respaldo oficial, la jornada se convirtió en un homenaje popular al clásico gastronómico nacional, adoptado con identidad propia y versiones que hacen historia.
MIRÁ TAMBIÉN | Karen Maidana, la joven chubutense que sueña con llegar a La Voz Argentina
Cada 3 de mayo, miles de argentinos celebran con orgullo uno de los íconos de su gastronomía: la milanesa. La fecha, nacida de una iniciativa espontánea en redes sociales en 2011, no tiene un origen histórico ni respaldo institucional, pero se convirtió en una tradición que une mesas familiares, bodegones y restaurantes de todo el país.
Simple, accesible y profundamente versátil, la milanesa trascendió generaciones y se consolidó como emblema de la identidad culinaria nacional. De carne vacuna, pollo o incluso soja, suele acompañarse con papas fritas, puré o ensalada. Su textura crujiente y sabor familiar la ubican como uno de los platos más consumidos en Argentina.
Pese a su nombre, la milanesa no nació en Argentina. Su antecedente más remoto remite a la ciudad italiana de Milán, donde se preparaba como cotoletta. Según algunas versiones, en 1134 el cocinero Pietro Sorba habría servido un plato llamado lombolos cum panitio (lomo con pan rallado), que más tarde se popularizó como Wiener Schnitzel en Viena. Con la migración europea del siglo XIX, la receta llegó a la Argentina, donde adquirió un estilo único: más fina, crocante y adaptada al gusto local.
MIRÁ TAMBIÉN | El episodio de Los Simpson que su propio creador odia
En el país, la milanesa también se transformó. Una de sus versiones más célebres es la milanesa napolitana, cubierta con salsa de tomate, jamón y queso, cuya invención se atribuye a José Nápoli, dueño de una fonda cercana al Luna Park en los años 50. A esta se suman otras variantes populares como la milanesa a caballo, con huevo frito encima, y la suprema de pollo.
Sin necesidad de decreto ni celebración oficial, el Día de la Milanesa refleja el cariño de los argentinos por este clásico. Su popularidad va más allá de las modas y las fronteras: en cada hogar o bodegón, la milanesa es sinónimo de arraigo, tradición y sabor.
Fuente:Cuestión Entrerriana
Foto: Archivo