La tragedia en Brasil se agrava con la confirmación de dos muertes por leptospirosis, una enfermedad transmitida por el agua, en el estado de Rio Grande do Sul. Con 26 casos adicionales desde principios de mayo, las autoridades temen que la cifra de fatalidades aumente.
Las inundaciones, que han dejado 161 muertos y 82 desaparecidos, continúan afectando a la región, obligando a más de 600.000 personas a abandonar sus hogares. La mezcla de aguas residuales con el agua de las inundaciones ha creado un caldo de cultivo para enfermedades infecciosas como la leptospirosis y la hepatitis B.
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Paulo Saldiva, experto en salud pública, advierte sobre las secuelas de las inundaciones: «La misma falta de agua potable significará que la gente empezará a usar agua de estanques, la cual no es de buena calidad». Con el riesgo latente de más casos, las autoridades intensifican los esfuerzos para contener el brote y brindar asistencia a las comunidades afectadas.
Fuente: Infobae