Con las altas temperaturas, las duchas se vuelven indispensables, pero ¿cuál es la mejor opción para la salud de nuestra piel? Descubrimos los consejos de los dermatólogos para evitar daños.
Con la llegada del calor, las duchas se convierten en un alivio necesario para enfrentar las altas temperaturas, pero ¿sabías que la duración y la temperatura del agua pueden afectar la salud de tu piel? Los dermatólogos explican cómo lograr el equilibrio perfecto para cuidar nuestra piel mientras nos refrescamos.
Según Eugenia Cutillas, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Quirónsalud de Murcia, las duchas cortas son la opción más saludable. El tiempo prolongado bajo el agua puede deteriorar el manto lipídico, una capa protectora rica en grasas que funciona como aislante y lubricante de la piel. «Nuestra piel prefiere las duchas cortas», afirmó la especialista, destacando que debemos evitar excedernos en el tiempo que pasamos bajo el agua.
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Además, el agua caliente también puede ser perjudicial, especialmente cuando se usan geles de baño con productos detergentes. Estos eliminan la grasa protectora del manto lipídico. Los expertos recomiendan ducharse con agua a temperaturas entre 33 y 37 grados, especialmente en pieles secas.
Aunque las duchas frías parecen ser una opción atractiva para calmar el calor, Cutillas aclara que el agua helada puede generar un gran contraste con la temperatura ambiental, creando una sensación térmica de mayor calor al salir de la ducha. Por ello, es más recomendable usar agua templada o ligeramente más caliente que la temperatura exterior para evitar el shock térmico y lograr un mejor refresco.
Si tu objetivo es refrescarte sin dañar tu piel, es aconsejable tomar duchas breves, de menos de 10 minutos. Trinidad Montero, especialista en Dermatología del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada, recomienda ducharse solo con agua, sin geles, para evitar la alteración de la barrera cutánea. «El contacto prolongado con agua puede alterar la función barrera de la piel, siendo el agua caliente más dañina que el agua fría», señaló.
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Cuando las temperaturas son extremadamente altas, muchas personas recurren a los sprays de agua para refrescarse. Según Cutillas, esta práctica no representa un riesgo para la piel, siempre y cuando el agua sea fría y no contenga detergentes. De esta manera, la piel no se reseca, y el riesgo de daño es mínimo.
Algunas personas optan por no secarse con toalla después de la ducha o aplicarse paños húmedos en la piel durante las noches calurosas. Sin embargo, Montero advierte que esta práctica puede alterar la función barrera de la piel, favoreciendo el crecimiento de bacterias y aumentando el riesgo de infecciones cutáneas. Mantener la piel constantemente húmeda no es recomendable para su salud.
En resumen, para cuidar nuestra piel durante el verano, lo ideal es optar por duchas cortas, con agua templada y evitar temperaturas extremas. Además, es importante no sobrehidratar la piel con agua fría o caliente por períodos largos y ser cautos con el uso de productos adicionales.
Fuente: TN.
