El diálogo con Radio 3, Silvia Piceda, sobreviviente de abuso sexual en la infancia y cofundadora de Adultxs por los derechos de la Infancia, expresó la importancia de poder expresar lo vivido por parte de las víctimas así como la necesidad de encontrar personas “dispuestas a escuchar y entender”.
En este sentido, remarcó que el abuso sexual contra las infancias no se puede combatir de manera individual o aislada sino que “la solución siempre es grupal, nunca es individual. La solución, tanto en la prevención del abuso”, como en el abordaje de los mismos; lo cual incluye “a Estado y sociedad”.
“Entre todos podemos terminar con este horror –y- para eso necesitamos una sociedad activa”, insistió Silvia.
Asimismo, subrayó que el abuso sexual infantil existe porque “está sostenido por el silencio social. El silencio social e individual alrededor del abuso es lo que sostiene la comodidad de los abusadores y garantiza que se perpetúe el delito”, apuntó.
Es por ello que insistió en poder transmitir lo vivido, ya “sabemos y vemos, lo bien que hace cuando se puede hablar con otra persona que está dispuesta a escuchar y entender”.
Recordó que en muchos casos “dijimos que habíamos sido abusados y lo que tuvimos en general fue un ‘porque seguís con esto después de tantos años’, ‘porque viniste a romper la familia’, el no creernos y el no dar importancia o entidad a nuestro sufrimiento”.
“El entorno invita a las fiestas, cumpleaños o celebraciones a nuestros agresores una vez que lo dijimos y eso es más nocivo para los sobrevivientes, casi como el abuso en sí. Marca algo dolorosísimo”, reveló Piceda.
Además, el silencio o el “mirar para otro lado” no solo revictimiza a las víctimas, sino que “el abusador hace como que no pasa nada y sabemos que va a seguir agrediendo, por experiencia propia y estadística. Un agresor o agresora, sin intervención, sigue haciendo lo mismo”, sentenció.
Ante esto, destacó la participación de los sobrevivientes así como entorno y adultos protectores en los grupos de pares, señalando que en su caso personal “me salvó la vida”.
Los grupos de pares se integran “por adultos protectores, sobrevivientes adultos, tíos, abuelos, compañeros de trabajos, parejas y más. Es un grupo muy amplio donde nos juntamos a hablar de nuestros dolores de infancia o del otro”.
Esto lo expresó, ya que “hay personas a quienes alguien que quieren o conocen les cuenta que le sucedió y no sabe qué hacer”, por eso también está el grupo, para trabajar en “cómo se muestra la empatía, porque eso también se aprende”.
Invitó así a las personas comprometidas y las víctimas de las diferentes partes del país a encontrarse y comenzar a compartir lo sufrido, “es una herramienta sencilla. Una persona puede empezar su propio grupo o su espacio de pares, se necesitan al menos de dos personas, un horario y un lugar, no importa la cantidad de gente en el inicio”, expresó.
“Cuando empezamos a hablar con otros, entendemos que muchas hay cosas que compartimos, que esos comportamientos que teníamos como raros son los comportamientos de un sobreviviente de abuso sexual”, continuó.
En los grupos de pares, “uno no solo comparte los desastres sino que somos las herramientas. Tratamos de romper con el individualismo, con el exitismo y priorizar los principios al individuo”.
“Lo que intentamos es conectar a las personas. Hay compañeros en Chubut que trabajan en defensa de la infancia y que están comprometidos. Hay sobrevivientes y adultos protectores. No están solos, hay personas, lo que hace falta es conocerse”, concluyó.
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