Investigadores de la Penn State University han arrojado luz sobre esta teoría, concluyendo que la reacción negativa a factores estresantes disminuye con el paso del tiempo. Cuanto más avanzamos en edad, mejor somos capaces de enfrentar los desafíos diarios y mantener una reacción más moderada ante ellos.
Un estudio que abarcó más de 20 años y analizó los datos diarios de más de 3.000 personas (con edades entre 25 y 77 años al inicio del estudio) descubrió que a medida que las personas envejecen, experimentan menos estrés. Los resultados revelaron que los adultos jóvenes, menores de 30 años, reportaron los niveles más altos de exposición y reactividad al estrés, pero esta reactividad disminuyó con la edad. A lo largo del tiempo, los adultos experimentaron una reducción del 11% en la ocurrencia de días estresantes, y los adultos más jóvenes mostraron una disminución aún más pronunciada del 47% en su reactividad al estrés. En contraste, los adultos de 54 años o más al inicio del estudio mantuvieron niveles estables de reacción al estrés a lo largo del tiempo.

Este descubrimiento resalta que con la edad, las personas han adquirido las herramientas necesarias para manejar el estrés de manera más efectiva. Con la experiencia acumulada, la respuesta a situaciones estresantes se vuelve más sabia y moderada, lo que podría contribuir a una mayor sensación de satisfacción en la vida.
Daniel Antar, psicólogo y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, señaló: «A los 50 años, un ser humano, habiendo acumulado un cierto caudal experiencial y habiendo aprendido recursos para enfrentar ciertas contrariedades, posee un potencial de satisfacción más importante. Pero hay que aclarar que ello es en los casos donde la disposición anímica ligada a su integración psíquica, se lo permita».
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No se trata simplemente de una disminución del estrés, sino de la capacidad de ver los frutos de los esfuerzos realizados a lo largo de tres décadas de vida. Los 50 pueden marcar el inicio de una etapa en la que se cosechan los resultados de lo que se ha sembrado.
Aristóteles, Albert Einstein y Gandhi ofrecieron diferentes perspectivas sobre cómo alcanzar la felicidad, desde acciones virtuosas hasta una vida simple y armoniosa. Para Antar, la clave reside en desarrollar la «función lúdica de la mente», que se relaciona con la capacidad de juego y de humor. Este aspecto es fundamental para cultivar la alegría y la satisfacción existencial.
La teoría de que los 50 años marcan el comienzo de una etapa de plenitud encuentra respaldo en la investigación y en la perspectiva de expertos. Quizás, al acercarnos a esta edad, descubramos que la felicidad, en su forma más auténtica y profunda, se encuentra a nuestro alcance.
FUENTE: Infobae