El Congreso unicameral de Perú elegirá mañana su mesa directiva entre tres listas y cualquiera sea la designada, resultará un factor clave en el primer año de la gestión de gobierno que el presidente electo Pedro Castillo iniciará este miércoles.
La mesa directiva incide especialmente en la conformación de la agenda parlamentaria, que a su vez es un elemento central para la gestión del Ejecutivo y así lo fue en lo que va del siglo para todos los gobiernos, ninguno de los cuales tuvo mayoría legislativa propia.
Castillo y el Congreso iniciarán una relación -los mandatos duran exactamente los mismos cinco años, aunque la mesa directiva del Legislativo se renueva anualmente- que muchos analistas prevén difícil, tras un quinquenio particularmente conflictivo que consumió cuatro presidentes y dos parlamentos.
El politólogo Fernando Tuesta advirtió semanas atrás a Télam que el de Castillo será un gobierno “de minoría” que probablemente tendrá dificultades porque “el Congreso ha descubierto que tiene posibilidades mayores de incidir, desde la sanción de leyes populistas hasta jaquear al presidente de la república constantemente”.
En tanto, el antropólogo español Sergio Pascual -especialista en el análisis de Perú dentro del Consejo Ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag)- vaticinó que será “materialmente imposible” evitar un conflicto de poderes en el quinquenio que se inicia.
“Va a ser prácticamente imposible conseguir mayorías estables, y eso apunta a un Congreso multiclientelizado en el que muchos buscarán sus ventajas personales y usarán las prerrogativas constitucionales para bloquear al Ejecutivo”, reflexionó Pascual.
Dos de las listas que aspiran a dirigir el Congreso parecen llegar a la votación de mañana con mayores chances, debido a su conformación plural, en un parlamento cuya representación está muy fragmentada, sin ninguna bancada lo suficientemente numerosa.
La más cercana al mandatario electo es la que integran su partido Perú Libre (PL), la coalición también de izquierda Juntos por el Perú (JP) y el partido socialcristiano Somos Perú (SP).
Esa lista postula a José Enrique Jerí (de SP) para la presidencia y a José María Balcázar (PL), Rut Luque (JP) y Flor Pablo (SP) para las vicepresidencias primera, segunda y tercera, respectivamente.
Jerí informó que los congresistas del centrista Partido Morado -entre ellos, Pablo-, al que pertenece el presidente saliente, Francisco Sagasti, resolvieron el viernes incorporarse a la bancada de SP.
PL es la fuerza más numerosa en el Congreso, con apenas 37 de las 130 bancas totales, mientras SP reúne ocho (cinco propias y tres del Partido Morado) y JP, cinco.
La otra lista multipartidaria tiene un perfil de centroderecha y está integrada por Acción Popular (AP, el partido de centro fundado por el expresidente Fernando Belaunde Terry), el centroderechista Alianza Para el Progreso (APP), el conservador Podemos Perú y el liberal Avanza País.
Ese sector impulsa a María del Carmen Alva (de AP) para la presidencia y a Lady Camones (APP), Enrique Wong (Podemos) y Patricia Chirinos (Avanza País) para las vicepresidencias.
AP es la tercera bancada más numerosa, con 16 congresistas, mientras APP tiene 15; Avanza País, siete, y Podemos Perú, cinco.
Igual que la lista de centroizquierda, los partidos que la integran no tienen el número suficiente para imponer sus candidatos, pues, para ser consagrada, la mesa directiva precisa la mayoría simple de al menos 66 votos.
La tercera fórmula está integrada únicamente por legisladores del ultraconservador Renovación Popular, que ganó 13 bancas en los comicios de abril aunque ya perdió al menos una, al haber expulsado antes de asumir el viernes pasado a Héctor Valer.
Valer anunció días atrás que conformaría un bloque liberal de al menos siete congresistas y luego afirmó que daría su apoyo a la lista de SP para la elección de las autoridades parlamentarias.
Renovación Popular postula como presidente del Congreso al almirante retirado Jorge Montoya y a María de los Milagros Jáuregui, Alejandro Muñante y Noelia Rossvith para las vicepresidencias.
Montoya, quien fue el máximo jefe militar de las Fuerzas Armadas en 2007-08, fue uno de los responsables de una polémica carta de decenas de altos oficiales jubilados que pidieron la intervención de las instituciones castrenses cuando el escrutinio del balotaje había señalado como ganador a Castillo pero aún no había sido consagrado por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE).
