La serie basada en la historieta de Héctor Germán Oesterheld rescata la memoria de una familia destruida por la dictadura. Él y sus cuatro hijas fueron desaparecidos por su militancia política.
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Una foto familiar pegada en un afiche, justo en los ojos de Juan Salvo, El Eternauta, pone en primer plano una historia tan real como dolorosa. Sentados en el pasto, se ve a Héctor Germán Oesterheld, su esposa Elsa y sus cuatro hijas pequeñas. Ninguno de ellos imaginaba que el drama de la invasión alienígena que Héctor escribió en su historieta más famosa quedaría opacado por el verdadero horror que les tocaría vivir: la dictadura cívico-militar que arrasó con su familia.
Héctor, de ascendencia europea, estudió geología, pero su vocación era otra. En los años ’50 creó la editorial Frontera, que dio lugar a El Eternauta, una obra pionera de la ciencia ficción nacional. Publicada por primera vez en 1957, la historieta narraba una nevada mortal sobre Buenos Aires y la lucha colectiva por sobrevivir, con una familia como centro del relato. Héctor se inspiró en su propia casa y su entorno familiar para construir esta distopía.
Pero la realidad superó a la ficción. Comprometido políticamente, Héctor se involucró con la organización Montoneros, al igual que sus hijas. Entre 1976 y 1977, la dictadura secuestró y desapareció a las cuatro hijas de Oesterheld —Beatriz, Diana, Estela y Marina— y a sus respectivos compañeros. Dos de ellas estaban embarazadas. Héctor fue secuestrado en abril de 1977 y trasladado por varios centros clandestinos de detención. Nunca más se supo de él.
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Solo Elsa, su esposa, sobrevivió. Luchó incansablemente por recuperar a sus nietos apropiados y por preservar la memoria de su familia. En total, diez integrantes de los Oesterheld fueron víctimas del terrorismo de Estado. Hoy, con el estreno de la serie de El Eternauta en Netflix, su historia vuelve al centro del escenario, como testimonio imborrable de una tragedia que atravesó a miles de familias argentinas.
Como escribió el propio Héctor: “El único héroe válido es el héroe en grupo, nunca el héroe solo”. Y así, su legado sigue vivo, entre la ficción y la memoria, entre la lucha y la justicia.
Fuente y foto: Ámbito Financiero