En un contexto de presión sobre las reservas, el Gobierno deberá abonar un vencimiento de intereses del FMI que afectará aún más las tenencias internacionales del país.
En los primeros días de febrero, el Gobierno argentino enfrentará un nuevo vencimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por alrededor de u$s650 millones. Este pago de intereses se enmarca dentro de la deuda de u$s45.000 millones que el país mantiene con el organismo desde el préstamo solicitado en 2018 durante la gestión de Mauricio Macri. Esta cancelación incrementará la presión sobre las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que ya se encuentran en números negativos.
MIRÁ TAMBIÉN | Fue detenido por abusar de una joven con discapacidad en la playa
Este pago no llega en el mejor momento, dado que la administración de Javier Milei atraviesa una negociación con el FMI en busca de un acuerdo que permita apuntalar las reservas netas. A su vez, el Gobierno está intentando implementar políticas para frenar la salida de dólares, como la baja temporal de retenciones a la soja, aunque este tipo de decisiones también pueden restar ingresos fiscales en el corto plazo.
A pesar de un comportamiento positivo en las reservas durante enero, la situación sigue siendo crítica. El BCRA terminó con un saldo vendedor de u$s119 millones la semana pasada, tras haber intervenido en los mercados financieros con casi u$s620 millones para contener la brecha cambiaria. Sin embargo, las reservas líquidas, que son las que permiten al Central intervenir, han mejorado desde la llegada de Milei al poder.
MIRÁ TAMBIÉN | Prefectura actualizó los aranceles para buques comerciales
Con una deuda que sigue presionando las finanzas del país, el Gobierno está en plena negociación con el FMI para alcanzar un nuevo acuerdo que podría incluir un desembolso significativo, estimado entre u$s5.000 y u$s11.000 millones, con el objetivo de reforzar las reservas y avanzar en la flexibilización del cepo cambiario. Sin embargo, el FMI ha planteado que Argentina debe modificar su política cambiaria y flexibilizar el «crawling peg», algo que aún está en discusión.
Fuente: Nexofin.
Imagen de archivo.