Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson analizan cómo las instituciones influyen en el estancamiento económico de Argentina.
Este lunes, la Real Academia Sueca de Ciencias otorgó el Premio Nobel de Economía 2024 a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson por sus investigaciones sobre el impacto de las instituciones en el desarrollo y el fracaso de las naciones. En su obra más destacada, «Por qué fracasan los países», los economistas examinan cómo las fallas institucionales perpetúan la pobreza y la desigualdad, conceptos esenciales para entender la crisis económica argentina.
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James A. Robinson, especialista en América Latina, ha realizado múltiples visitas a Argentina, donde ha analizado la realidad política y económica del país. Su concepto del «Leviatán de papel» describe a Argentina como un Estado que aparenta ser moderno pero no logra ofrecer servicios públicos de manera efectiva. En su libro «El pasillo estrecho», coescrito con Acemoglu, Robinson argumenta que, a pesar de contar con estructuras estatales, Argentina enfrenta una limitada capacidad de gestión, influenciada por el clientelismo y el patrimonialismo.
Según Robinson, Argentina se distingue por ser un «Estado débil conjugado con una sociedad débil». En este contexto, el clientelismo se convierte en una herramienta de distribución de favores y apoyo político, alejando al Estado de su función principal. Esta manipulación institucional tiene raíces profundas en la historia del país y ha persistido más allá de las administraciones peronistas.
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Un concepto clave en el análisis de Robinson es el de los «ñoquis», término que se refiere a empleados públicos que no desempeñan sus funciones pero reciben un salario. Para Robinson, esta situación refleja el clientelismo en el sistema político argentino, generando ineficiencia en el Estado y distorsionando la economía. A pesar de que estas prácticas se observan en otros países, en Argentina tienen un impacto notable, obstaculizando el suministro de bienes y servicios públicos.
A pesar de su diagnóstico crítico, Robinson sostiene que Argentina no está condenada al fracaso. Comparada con naciones como Somalia o Yemen, Argentina tiene mejores posibilidades de avanzar, siempre y cuando implemente reformas institucionales profundas.
Fuente: Noticias Argentinas
Foto: TN