El biólogo e investigador del Conicet, Carlos Ale, explicó en una entrevista con Radio 3 cómo las lechuzas y los búhos, depredadores naturales de los roedores, pueden desempeñar un rol crucial en el control biológico del colilargo, el único roedor comprobado como transmisor del hantavirus en la Patagonia. Ale destacó la importancia de fortalecer la presencia de estas aves para reducir la población de colilargos y así disminuir los casos de contagio.
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“Los búhos y la lechuza son los enemigos naturales de los roedores. Como el colilargo es el que transmite el hantavirus, más lechuzas implicarían un control natural de estos ratones,” señaló Ale, quien subrayó que la desaparición de estas aves, principalmente por la pérdida de hábitat, afecta el equilibrio ecológico y la salud pública.
Para fomentar la reproducción de lechuzas, Ale y su equipo instalaron cajas nido en distintos puntos de la comarca. “Ponemos cajas nidos en entornos aptos para que aniden las lechuzas, lo que permitiría un mayor control del colilargo. Hasta ahora, tenemos 10 cajas instaladas en lugares como Lago Puelo y El Bolsón, y esperamos seguir colocando más”, detalló el biólogo, quien invitó a los vecinos interesados en sumarse a la iniciativa a contactarlo.
Además de explicar el proyecto, Ale comentó que en otras partes del país, como Mendoza, y en Chile, iniciativas similares han tenido mucho éxito. En estos lugares, las lechuzas han anidado en las cajas y ayudado a controlar la población de roedores. “Este es un ensayo pionero en la Patagonia, y aunque los resultados aún están por verse, tenemos muchas expectativas de que funcionará”, agregó.
Durante la entrevista, Ale también explicó que el principal desafío no es solo la proliferación de colilargos, sino también la floración de la caña colihue, que en ciertos periodos genera un aumento en la población de roedores. “Una explosión demográfica de ratones aumenta las probabilidades de que lleguen al peridomicilio y transmitan el hantavirus”, comentó. Asimismo, Ale mencionó que el virus en la Patagonia pertenece a la cepa andes, la única que se transmite de persona a persona, lo que la hace especialmente peligrosa.
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El proyecto de Ale no solo se limita a la investigación científica, sino que también busca involucrar a la comunidad local en la conservación de búhos y lechuzas. “No es un estudio a puerta cerrada. Involucramos a la población local en la instalación de las cajas nido, con el objetivo de que las aves encuentren un refugio seguro y se incremente su número en la región”, concluyó Ale.