El precio del asado, símbolo indiscutido de la mesa argentina, registró una baja promedio del 8% en abril en la Patagonia, y ya acumula dos meses consecutivos de descenso.
Así lo reveló un informe del INTA que monitorea el comportamiento del mercado en las principales ciudades del Alto Valle de Río Negro y Neuquén. El valor del kilo se ubicó en $17.850, marcando una de las correcciones más fuertes en años recientes.
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La caída también se refleja en dólares. En febrero, el kilo de asado costaba 18,5 dólares; en abril, 14,5. Esto significa un descenso del 21% en moneda extranjera, reflejo de un mercado que empieza a mostrar síntomas de sobreoferta y menor demanda, especialmente en zonas alejadas de los grandes centros ganaderos. Si bien la estacionalidad influye, el contexto de consumo deteriorado también es clave.
En comparación con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la brecha de precios se redujo notablemente: del 93% en febrero a un 66% en abril. Sin embargo, los valores en la Patagonia siguen siendo los más altos del país, debido a factores logísticos y de producción que encarecen el producto a medida que se desciende hacia el sur.
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Pero detrás de estos números hay una historia más profunda: el consumo de carne vacuna en Argentina está en caída libre desde hace décadas. De 70 kilos per cápita en los años 70, hoy el promedio ronda los 47. El pollo y el cerdo han ganado terreno por su precio más bajo y mayor eficiencia productiva. Esta transformación no es solo económica, sino también cultural.
El asado, aunque aún vigente como ícono nacional, comienza a ceder terreno frente a nuevas dinámicas de consumo. En la Patagonia, donde las tradiciones suelen durar más, la caída de precios podría ser una señal de alerta para el sector ganadero. Reinventarse, diversificar y acercarse al consumidor serán claves para sobrevivir a una época donde hasta los ritos más arraigados se están reconfigurando.
Fuente: LM Neuquén.