El Lago Hillier en Australia Occidental, famoso por su sorprendente color rosa, ha intrigado a científicos durante años. Una nueva investigación revela que esta coloración única es causada por una combinación de bacterias y algas que prosperan en su ambiente altamente salino.
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El inusual color rosa chicle del Lago Hillier en Middle Island, Australia Occidental, ha intrigado a científicos durante años. Recientemente, una investigación realizada por expertos de la University College London y la Universidad de Vigo sugiere que esta peculiar coloración es el resultado de una mezcla de bacterias y algas que prosperan en este ambiente extremadamente salino.
Ubicado en una isla inhabitable rodeada de un denso bosque de malaleuca y eucaliptos y una estrecha franja de dunas al norte, el lago ha deslumbrado a los científicos desde su descubrimiento en 1802. Originalmente, se especulaba que el color rosa se debía a bacterias en la costra de la sal. Sin embargo, estudios recientes han ampliado nuestra comprensión de este fenómeno.
Scott Tighe, investigador de la Universidad de Vermont en Burlington, se sintió fascinado por este fenómeno después de verlo en un programa de televisión. “Pensé, eso es increíble. Tengo que ir allí y tomar muestras y secuenciar todo”, expresó Tighe al recordar su reacción inicial. Con el objetivo de estudiar este fenómeno más a fondo, Tighe cofundó el Extreme Microbiome Project (XMP), una colaboración internacional destinada a perfilar genéticamente entornos extremos alrededor del mundo.
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El Lago Hillier, conocido popularmente como el lago rosa de Australia, mide 600 metros de largo y 250 metros de ancho, y su salinidad es ocho veces superior a la del océano. Tighe se trasladó hasta Australia para unirse con Ken McGrath, de la empresa de genómica microbiana Microba en Brisbane, quien visitó el lago para recolectar muestras de agua y sedimentos. “El proceso de recolección fue exhaustivo, pero necesario para entender la composición microbiana del lago”, explicó McGrath.
El equipo utilizó una técnica llamada metagenómica, que permite secuenciar todo el ADN en una muestra ambiental simultáneamente. Este enfoque posibilita la identificación de los genomas de los microbios individuales presentes en la muestra. Los resultados fueron reveladores: el lago contiene casi 500 extremófilos, organismos que pueden sobrevivir en condiciones extremas, entre los que se incluyen bacterias, arqueas, algas y virus.
Entre los extremófilos identificados hay microbios coloridos como las bacterias de azufre púrpura, Salinibacter ruber, de color rojo anaranjado, y las algas rojas Dunaliella salina. “Una mezcla de esos microbios, y posiblemente otros, explica el color rosado del lago”, indicó Tighe. Los pigmentos presentes en estos organismos, conocidos como carotenoides, podrían proporcionarles cierta protección contra la alta salinidad del lago.
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Un aspecto fascinante descubierto en esta investigación es que varios de los microbios parecen ser nuevos para la ciencia, aunque aún deben ser caracterizados por completo. “Estos organismos no solo sobreviven, sino que prosperan en condiciones que serían letales para la mayoría de los otros seres vivos”, afirmó Tighe.
Fuente: Infobae
Foto: La Brújula Verde
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