El equipo dirigido por Lionel Scaloni se impuso con un gol de cabeza de Nicolás Otamendi, a los 18 minutos del segundo período, infligiéndole la primera derrota al conjunto «pentacampeón» en la historia de eliminatorias continentales, al cabo de 65 encuentros.
Incidentes con los hinchas argentinos:
En la previa del partido, el capitán del seleccionado argentino, Lionel Messi, les pasó la orden a los restantes integrantes del plantel para que se retiraran del campo de juego del estadio Maracaná, a raíz de las agresiones sufridas por hinchas del equipo albiceleste de parte de los parciales locales primero y con mayor dureza de la policía local después.
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Los incidentes habían comenzado una hora antes del horario previsto para el comienzo del encuentro (21.30), cuando hinchas locales quisieron despojar a los argentinos (no más de 200) de una bandera, pero recrudecieron con más violencia a la hora de ejecutarse los himnos de ambos países.
Todo se complicó aun más cuando intervino la policía local, quizá cargada aun por la multitudinaria visita a Río de Janeiro de los hinchas de Boca Juniors en ocasión de la final de la Copa Libertadores, que atacó duramente a ese pacífico grupo de argentinos entre los que se encontraban mujeres y niños.
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Cuando esto último ocurrió el árbitro chileno Piero Maza estaba a punto de dar por comenzado el encuentro, pero entonces fue advertido por el capitán argentino, Lionel Messi, sobre lo que estaba sucediendo en una de las cabeceras del estadio.
? #AHORA | Salvaje ataque. El momento en que la policía de Brasil le rompía la cabeza a un hincha argentino en el Maracaná. pic.twitter.com/03iuKMrK1i
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No se quedó con eso el capitán argentino, sino que encabezó el traslado de sus compañeros (titulares y suplentes) hasta la zona del conflicto, con el objetivo de proteger a los hinchas propios.
Allí los jugadores se acercaron lo máximo posible a sus hinchas y se enfrentaron con la policía local, siendo el que llevó la batuta en estas acciones el arquero Emiliano Martínez, quien paró un «bastonazo» con sus propias manos luego de saltar la valla que separaba a los aficionados del campo de juego.
Las discusiones se extendieron por más de 10 minutos, al cabo de los cuales a Messi se lo vio decir «nos vamos», y todos acataron su orden y se metieron en los vestuarios, en una muestra de protesta por la represión policial que puso en vilo la realización del encuentro.
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Recién después de muchos conciliábulos y la confirmación que llegó al vestuario de que los problemas con los hinchas argentinos se habían calmado, algo que informaron las autoridades de la Conmebol que tomaron cartas en el asunto, el capitán Messi les indicó a sus compañeros que era hora de volver al campo para jugar el partido.
Dibu Martínez defendiendo a los hinchas argentinos en la tribuna. pic.twitter.com/ivRT3YkMzb
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Finalmente, Argentina terminó el año a toda orquesta con una victoria por 1 a 0 sobre Brasil en el mismísimo estadio Maracaná que significó quitarle ese récord de 65 partidos como local sin derrotas, desde que comenzaron las Eliminatorias Sudamericanas, y lo hizo después de un comienzo escandaloso en el que los futbolistas albicelestes se fueron al vestuario en señal de protesta por las agresiones que recibieron sus hinchas de parte de la policía local.
Imposible referirse a los 90 y pico de minutos del superclásico de las Américas sin hacer hincapié en lo sucedido antes de comenzar, porque por eso casi no hay partido y porque quiérase o no, condicionó lo sucedido dentro del campo cuando los capitaneados por Lionel Messi decidieron volver al mismo luego de marcharse al vestuario en señal de protesta por agresiones de la policía local a hinchas argentinos.
?️"VEÍAMOS CÓMO LE ESTABAN PEGANDO A LA GENTE, COMO PASÓ EN LA FINAL DE LA LIBERTADORES. OTRA VEZ REPRIMIENDO A LA GENTE"
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?️ Leo Messi y cómo vivieron los jugadores la brutal agresión de las fuerzas de seguridad en el Maracaná. pic.twitter.com/12qQcdEnYj
Messi, hoy recibido de «Gran Capitán», como alguno vez lo fue Daniel Passarella en el campeón mundial 1978, se llevó a sus compañeros al vestuario tras esos incidentes y por ello el encuentro comenzó casi media hora más tarde de lo previsto.
Y en ese tramo inicial del juego, con las emociones y tensiones a flor de piel, el andar del equipo argentino fue muy irregular, casi como si fuera una extensión del cotejo del jueves pasado frente a Uruguay en la Bombonera con derrota por 2 a 0.
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Como si estuviera abruptamente sometido a una dinámica negativa, Argentina siguió fallando esencialmente en la mitad de la cancha, donde Lionel Scaloni decidió agregar un volante de juego más como Giovani Lo Celso para mutar de un 4-3-3 a un 4-4-2, para corregir justamente el déficit que en ese sector se había manifestado ante los de Marcelo Bielsa.
Claro que esto se producía ante un Brasil que, sin bien era local, se presentaba con nada menos que seis bajas principalísimas para el funcionamiento del equipo dirigido por Fernando Diniz.
Nada menos que Neymar, Vinicius, Casemiro, Danilo, Richarlison y el arquero Everton integran la media docena de ausencias que hoy azotan al conjunto verdeamarillo. aunque no parecieron notarse demasiado en ese primer período, pero más por impericia de ajenos que por virtudes de propios.

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Parecía que el nuevo articulado del equipo argentino con Giovani Lo Celso por el delantero Nicolás González respecto de Uruguay y un Marcos Acuña más ofensivo que su relevado Nicolás Tagliafico, pese a las buenas intenciones no daban los resultados deseados.
Si esto fue así en la primera etapa, esa dinámica negativa descripta se agudizó en el comienzo del complemento, donde Brasil disfrutó en los primeros 10 minutos de sus mejores pasajes en el partido, sometiendo a Argentina a un asedio constante.
En ese lapso el local disfrutó de una posibilidad inmejorable para abrir el marcador en los pies de Gabriel Martinelli, pero otra vez apareció Emiliano Martínez con sus piernas extendidas como en la final del Mundial de Qatar ante el francés Randal Kolo Muaní para salvar «in extremis» al seleccionado argentino frente a Gabriel Martinelli .

Eso pareció ser como entonces todo un indicio para los dirigidos por Lionel Scaloni de que al tormentoso comienzo de su estadía en el Maracaná, la historia podía depararle algo bueno y hasta quizá histórico si se decidía a ir por todo.
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Y allí fueron un Messi herido, al que debieron masajear de urgencia antes del final del primer tiempo, y sus fieles soldados, a jugársela como siempre ante una multitud de 69 hinchas brasileños que bramaban constantemente y hacían vibrar el Maracaná como había pedido ayer su técnico Diniz.
En eso andaba Argentina cuando esos duendes con los que comparten estos tiempos volvieron a aparecer y protegieron a quien más había sufrido y sido castigado tras la derrota con Uruguay: Nicolás Otamendi.
El defensor se fue al área brasileña a pura corazonada a los 18 minutos y convirtió justo en el partido en que llegó al quinto lugar entre los argentinos con más presencias en Eliminatorias Sudamericanas.
Claro que esta inyección no le permitió sin embargo a Argentina adueñarse totalmente del desarrollo, porque si bien disminuido, Brasil fue a pelearle el partido con menos armas de lo acostumbrado pero mucha entrega para evitar que la tercera derrota en fila en estas Eliminatorias y la pérdida del invicto como local no se concretara justamente hoy en el Maracaná.
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Pero cuando todo se había vuelto a emparejar y hasta Lionel Messi, sentido, le había dejado la cinta de capitán a Ángel Di María, que así pasó a secundarlo en presencias en Eliminatorias con 52 partidos, otra vez esos duendes aparecieron representados por un codazo del recién ingresado Joelinton a Rodrigo De Paul, la figura del encuentro, que dejó ahora sí totalmente disminuido al local, mientras Argentina se ilusionaba firmemente con hacer otra historia grande en el Maracaná.
Y fue nomás, con Brasil perdiendo su invicto de 65 partidos desde que comenzaron las Eliminatorias jugando como local. Y Argentina cerró así otro año a lo grande, porque la «Scaloneta» lo hizo otra vez.
Fuente Telam