Este jueves, Harvard University celebra su tradicional ceremonia de graduación, pero lejos de ser una jornada exclusivamente festiva, el evento se ve atravesado por un conflicto judicial con la administración de Donald Trump, que ha intensificado sus embates contra la prestigiosa institución académica. El presidente estadounidense cuestiona duramente la gestión universitaria y ha impulsado medidas que afectan su autonomía y financiamiento.
Trump ha apuntado directamente contra Harvard con decisiones como la suspensión de sus contratos federales, el recorte de millonarias subvenciones y una medida —por ahora bloqueada judicialmente— que impide a la universidad recibir estudiantes extranjeros, quienes representan el 27% del alumnado. También amenazó con revisar el estatus impositivo de la universidad, acusándola de promover una “ideología de izquierda” y de permitir protestas propalestinas que, según él, fomentan el antisemitismo.
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En defensa de su independencia, Harvard acudió a la justicia para resistir la embestida del Gobierno, asegurando que las decisiones sobre sus planes de estudio, reclutamiento de alumnos y personal docente no deben estar sujetas a control político. Su presidente, Alan Garber, quien encabezó el acto de graduación, admitió problemas con discursos antisemitas, pero cuestionó las medidas impuestas por Washington, calificándolas de desproporcionadas.
Mientras tanto, cientos de graduados desfilaron con sus togas y birretes por las calles de Cambridge, Massachusetts, entre el tradicional color carmesí y la tensión latente por lo que ocurre en paralelo en los tribunales. Una jueza federal, Allison Burroughs, evalúa este mismo día el futuro de la disposición que impediría a la universidad acoger a estudiantes extranjeros, una fuente clave de financiamiento e impacto global para Harvard.
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Desde que estalló el conflicto, el campus ha recibido numerosas consultas de alumnos internacionales que analizan transferirse a otras instituciones. A pesar del clima tenso, la comunidad universitaria busca celebrar el logro académico de sus estudiantes y reafirmar su compromiso con una educación independiente y plural.
Fuente: La Razón.