Hungría volvió a endurecer su postura frente a los derechos de las personas LGBTI+ con la aprobación de una nueva enmienda constitucional que establece legalmente la existencia de solo dos géneros: masculino y femenino.
La medida, impulsada por el gobierno de Viktor Orbán, recibió 140 votos a favor y 21 en contra, y se suma a una serie de reformas que apuntan a restringir libertades civiles.
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La votación generó una nueva ola de protestas en Budapest, donde decenas de manifestantes intentaron bloquear la entrada del Parlamento. La policía intervino rápidamente y desalojó la zona, aunque las movilizaciones continúan desde mediados de marzo, cuando se anunció una ley que prohíbe el desfile del Orgullo en nombre de “la protección de la infancia”.
La nueva norma también señala que una persona puede ser únicamente «hombre o mujer», borrando cualquier reconocimiento legal de identidades trans o no binarias. Esta reforma se hace eco de un decreto del expresidente estadounidense Donald Trump, y refuerza el marco jurídico de políticas conservadoras ya existentes en el país.
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Además, se introdujo una polémica cláusula que prioriza “el correcto desarrollo físico, mental y moral” de los niños por sobre “cualquier otro derecho”, una fórmula que ha sido criticada por organizaciones internacionales por su ambigüedad y su potencial uso para restringir contenidos y expresiones vinculadas a la diversidad sexual.
El primer ministro Viktor Orbán, que anunció una «gran limpieza de Pascua», también promovió otra reforma contra ciudadanos con doble nacionalidad, a quienes acusa de ser «traidores a la nación». En este contexto, crece la preocupación por el rumbo autoritario del gobierno y su impacto sobre las libertades individuales en Hungría.
Fuente: DW.
Foto: Marton Monus/REUTERS