El atentado en la pradera de Baisaran desató una crisis diplomática entre India y Pakistán. Modi ordenó represalias severas, mientras Islamabad convoca una reunión clave para definir su postura.
MIRÁ TAMBIÉN | El Banco Mundial eleva su pronóstico de crecimiento para Argentina
Un nuevo capítulo de tensión se abrió entre India y Pakistán tras el brutal ataque ocurrido el martes 22 de abril en la región de Cachemira, controlada por India. En la localidad turística de Baisaran, cerca de Pahalgam, hombres armados abrieron fuego contra un grupo de visitantes, dejando un saldo de 26 muertos —24 indios, un nepalí y un guía local— y al menos 17 heridos. Es uno de los atentados más graves contra civiles en la zona en los últimos años.
La autoría del atentado fue reivindicada por el grupo insurgente Frente de Resistencia (FRT), que se atribuye nexos con la organización extremista Lashkar-e-Taiba (LeT), históricamente vinculada con Pakistán. A raíz de esto, India acusó directamente a Islamabad de apoyar a militantes transfronterizos, provocando una reacción diplomática de alto nivel.
El primer ministro indio, Narendra Modi, respondió de inmediato con una batería de medidas: expulsó diplomáticos paquistaníes, cerró el cruce fronterizo de Attari y suspendió el Tratado de las Aguas del Indo, vital para la agricultura pakistaní. Además, anunció la reducción del personal diplomático y la retirada de asesores militares en las embajadas de ambos países.
MIRÁ TAMBIÉN | California acelera con 1000 nuevos buses escolares verdes
En respuesta, el Gobierno de Pakistán, liderado por Shehbaz Sharif, convocó al Comité de Seguridad Nacional (NSC) para el 24 de abril. Según el canciller Ishaq Dar, se discutirá una «respuesta apropiada» ante lo que Islamabad considera una escalada unilateral por parte de Nueva Delhi.
El conflicto en Cachemira tiene raíces profundas. Desde 1947, ambas naciones reclaman soberanía sobre el territorio, y la insurgencia armada se intensificó desde 1989. El episodio más reciente reaviva las tensiones exacerbadas desde 2019, cuando India revocó el estatus de semiautonomía de Cachemira, desatando una ola de violencia y represión.
MIRÁ TAMBIÉN | Maci Currin, la joven con las piernas más largas del mundo
El atentado también golpeó al turismo, sector clave para la economía local. Tras años de crecimiento en la llegada de visitantes a destinos como Srinagar y el Lago Dal, el nuevo ataque ha provocado un éxodo masivo. “No podemos quedarnos si nuestra seguridad está en peligro”, expresó Monojit Debnath, turista de Calcuta. Las autoridades locales lamentaron la situación, conscientes del daño económico y social que implican estos hechos.
Con ambas naciones endureciendo posturas, el futuro inmediato de Cachemira se vuelve incierto, mientras la comunidad internacional observa con creciente preocupación una escalada que amenaza con desbordar los límites diplomáticos.
Fuente: Infobae
Foto: Archivo