Foto de archivo.
Desde 2022, instituciones y comunidades trabajan coordinadamente para monitorear y controlar la población de tucura sapo, con un nuevo pico previsto para este año.
El especialista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de El Maitén, Sergio Binda, destacó el trabajo coordinado entre diversas instituciones y comunidades para controlar la tucura sapo, una plaga que presenta picos poblacionales cada tres años.
Desde 2022, se llevan a cabo fumigaciones y métodos alternativos, como el uso de aspiradoras mecánicas para minimizar el impacto ambiental. El monitoreo comienza en julio y puede extenderse hasta febrero, según la evolución de la población.
La tucura sapo es un insecto autóctono cuya población se controla cuando supera las seis tucuras por metro cuadrado. En años críticos se han registrado hasta 110 tucuras en ese espacio, lo que genera alertas fitosanitarias y afecta la producción agrícola.
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El trabajo conjunto entre provincia, INTA, SENASA, CONICET, productores y comunidades permite un abordaje más efectivo y focalizado. El control se realiza con fumigaciones tradicionales y el desarrollo de tecnologías más sostenibles.
Durante el ciclo de vida, la tucura nace en julio-agosto en grupos compactos, facilitando su identificación y control focalizado. Cuando la plaga alcanza estadios avanzados, se aplican cebos tucuricidas para reducir el uso de agroquímicos.
Las tareas de monitoreo y control se extienden desde julio hasta enero o febrero, dependiendo de la intensidad del brote. El objetivo es reducir la población para minimizar daños año a año y evitar nuevas alertas fitosanitarias en la región.