Islandia, junto a Japón y Noruega, continúa permitiendo la caza de ballenas, una práctica que pone en peligro a varias especies esenciales para la biodiversidad oceánica. A pesar de la moratoria de 1982 firmada por la Comisión Ballenera Internacional (CBI), Islandia ha autorizado recientemente la caza de 128 ballenas, lo que ha generado una fuerte oposición por parte de organizaciones ecologistas.
La moratoria de 1982, aunque efectiva en muchos países, presenta lagunas legales que Islandia, Japón y Noruega han utilizado para seguir cazando ballenas. Esta práctica, según Greenpeace, ha contribuido a la desaparición de tres millones de ballenas en el último siglo.
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Celia Ojeda, de Greenpeace, criticó la decisión de Islandia, calificándola de «innecesaria» y señalando que retrasa el fin de una industria moribunda. Ojeda subraya que las ballenas deben ser protegidas permanentemente, y que la caza comercial es contraria al bienestar animal y a los intereses económicos del país, dado que los avistamientos turísticos de cetáceos generan hasta 2.000 millones de dólares anuales.
Además de la caza, las ballenas enfrentan amenazas como la contaminación por plásticos, la minería en aguas profundas, el transporte marítimo y el cambio climático. Estas amenazas han dificultado la recuperación total de sus poblaciones desde la imposición de la moratoria.
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Mark Simmonds, de OceanCare, calificó la decisión de Islandia como «innecesaria y contraria a la ética», y lamentó que el país haya perdido una oportunidad para abandonar esta práctica arcaica. Carlos Bravo, también de OceanCare, añadió que los rorcuales comunes merecen ser tratados con respeto y prometió redoblar los esfuerzos para cambiar la opinión de los países cazadores.
FUENTE: El Mundo.
FOTO: Euronews.