La NASA reveló la imagen más detallada hasta ahora de NGC 1514, una nebulosa planetaria que contiene un sistema binario estelar. El hallazgo redefine lo que sabemos sobre la evolución cósmica.
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Un espectáculo cósmico milenario ha sido registrado con una claridad nunca antes vista gracias al Telescopio Espacial James Webb de la NASA. Se trata de la nebulosa planetaria NGC 1514, cuya formación lleva al menos 4.000 años en proceso. Las nuevas imágenes fueron captadas con el instrumento MIRI (Mid-Infrared Instrument), permitiendo observar estructuras de gas y polvo intrincadas que antes eran invisibles para los telescopios anteriores.
Según comunicó la NASA, el Webb logró mostrar los anillos de la nebulosa como agrupaciones complejas de material, dispuestas en patrones enredados. Incluso se identificaron agujeros en la zona central, lo que ofrece nuevas pistas sobre la dinámica interna de estos objetos celestes. Mike Ressler, científico del proyecto MIRI en el JPL (Laboratorio de Propulsión a Chorro), subrayó: “Con los datos de MIRI, ahora podemos examinar de manera integral la naturaleza turbulenta de esta nebulosa”.
Las diferencias con las imágenes previas del telescopio WISE, utilizadas por el mismo Ressler en 2010, son abismales. Las observaciones del Webb revelan capas y detalles finos que permanecían ocultos, ofreciendo una visión más profunda y precisa de la evolución estelar.
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En el corazón de NGC 1514 se encuentra un sistema binario estelar: dos estrellas que orbitan una a la otra en un ciclo de nueve años. Estas estrellas están tan cerca una de otra que desde el telescopio parecen fusionadas. A su alrededor, se despliega un arco de polvo que alimenta el espectáculo visual.
El científico David Jones, del Instituto de Astrofísica de Canarias, fue quien confirmó en 2017 la existencia del sistema binario. Él explica que la nebulosa está inclinada unos 60 grados, lo que provoca una ilusión óptica que la hace parecer una “lata vertida”, aunque su forma real es más parecida a un reloj de arena truncado.
Según Jones, la interacción entre ambas estrellas, especialmente en momentos de pérdida de masa, puede generar formas inesperadas, como los anillos que se observan en las nuevas imágenes. Estos anillos, iluminados de forma desigual, aparecen difusos y texturizados en los extremos.
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Finalmente, Ressler aclaró que los granos de polvo visibles fueron detectados porque se calientan levemente al recibir radiación ultravioleta de la estrella enana blanca, lo que permite que el telescopio Webb los registre en el espectro infrarrojo medio.
Con este descubrimiento, el Telescopio Espacial James Webb no solo amplía los límites de la observación astronómica, sino que también aporta claves fundamentales para entender cómo evolucionan las estrellas y sus restos.