Julio Berwin es el actual director del Hospital de Las Plumas y dialogó con Radio 3, para hacer un repaso de su historia de vida y profesional, como trabajador de Salud de la localidad desde hace 38 años.
Comenzó como auxiliar de enfermero, repasando que “cuando llegue no había auxiliares de enfermería, las enfermeras que hubo eran empíricas, que no tuvieron capacitación y de coraje comenzaron a trabajar”. Remarcó que a pesar de ser el director del hospital desde hace 5 años actualmente, “soy auxiliar, sigo haciendo guardias y haciendo lo que más me gusta, ser enfermero”.
Repasó que a pesar de las dificultades de la pandemia, “lo más difícil fue entre el ’89 y el ’91, fueron épocas difíciles donde nos quedamos sin médicos y más partos me tocó atender más partos. En esa época me sentí desamparado, pero hoy no”, sentenció.
Repasó que a diferencia de aquella época, en pandemia contó con profesionales y trabajadores de Salud para hacer frente a la situación, “tenemos la suerte de ayudar a la gente de la localidad y el campo. Había lugares donde hacíamos 40 km en ambulancia para visitar pacientes o inyectarlos. No la sufrí, no me toca sufrirla como me tocó en la otra época”, expresó.
Se refirió también a las recorridas en las zonas rurales, las rondas sanitarias, y detalló que “todos los años tratamos de ir 2 veces al año, que es poco, pero para una recorrida de esas tenés que organizar el hospital y la gente que vas a encontrar, porque por irnos podemos dejar desamparado el pueblo, no tenemos que dejar nada librado al azar”.
Puso énfasis en que en cada recorrida, “trato de mostrarle a la gente nueva que cuando vamos no esperemos nada, tenemos que ir sin esperar nada, jamás vamos a que nos esperen con un asado, no me gusta. Porque no quiero generar gastos e incomodidades”.
“A nosotros nos pagan para esto, nos pagan para asistir no para generar gastos. La gente siempre te agradece y es lindo conocer a la gente y tener un trato con ellos porque están muy aislados, y te das cuenta en los caminos que no los transita casi nadie. Somos nosotros los que llegamos con pocas cosas”, transmitió.
“Es duro ver a la gente del campo, es muy dura y sacrificada la gente que vive en el campo, yo la admiro y respeto mucho por eso trato de ir siempre, no me cuesta nada”, expresó.
Continuando con la charla, enfatizó que “siempre me acuerdo que esta gente queda allá, nosotros vamos y estamos, la sufrimos pero nos vamos. Esta gente se queda allá y por eso los respeto y quiero, más allá que no nos conozcamos tanto o tengamos algún problema”.
Repasó anécdotas e historias de trabajo, casos de pobladores accidentados, vidas que salvó, pobladores que lo ayudaron y diferentes situaciones que lo marcaron. “Me ha tocado asistir a así a la gente y me quedó grabado”, valorando que a pesar de las diferentes situaciones, “ayudar a la gente es una satisfacción hermosa, y me ha tocado de todo”, reconociendo que también ha transitado situaciones malas.
En otro tramo de la conversación se refirió a su futuro, y reconoció que “no sé cómo voy a hacer cuando me tenga que retirar, no lo he pensado y cuando lo pienso digo que tendré que ir al psicólogo o algo porque mi vida es el hospital”, remarcando que “nunca voy a dejar de molestar en el hospi”.
Berwin también se dedicó un pasaje a su familia, agradeciendo por el acompañamiento, “la familia también está muy pendiente, cuando hay que acudir a algún lugar, no es uno solo, está la familia ayudando. Son las cosas chiquitas y todos me han tenido mucha paciencia y lo agradezco”.
Lo único que conozco es esto, desde que trabajo. No me vería en otro lugar trabajando como enfermero. Estoy preparado para trabajar donde estoy”, ponderó.
Sobre el final, transmitió que “hay que ir más seguido al campo, visitar más a esa gente para saber que en la ciudad estamos bien”, revelado que “antes me quejaba cuando me llaman del campo por un dolor de muela”, pero a partir de un caso particular, donde “me tocó ir a buscar un dolor de muela, me enteré que no nos querían llamar, hacía 2 noches que no dormían e hicieron un montón de cosas para no molestar”, indicó.
Además, remarcó que para los vecinos del campo “es un gasto ir al pueblo, es una incomodidad (por sus animales) y un gasto. Ahí aprendí que no me tengo que quejar de ir a buscar un dolor de muela”.
“La gente viene cuando hay fiesta pero esa no es nuestra realidad. Cuando no hay fiesta, cuando sean solos, con necesidades, esa es la realidad. Jamás me quejo cuando no nos invitan a comer asado porque a nosotros nos pagan para eso, nosotros tendríamos que llevarles el asado”, sentenció.
