La Catrina, figura emblemática del Día de Muertos, es un símbolo cultural en México que representa la muerte de forma festiva y crítica.
Su origen se remonta a principios del siglo XX, cuando el ilustrador José Guadalupe Posada creó «La Calavera Garbancera» como una sátira de la sociedad mexicana. Este personaje, hoy conocido como La Catrina, fusiona la crítica social con la celebración de la vida y la muerte, transformándose en un ícono internacional.
El Día de Muertos, celebrado el 1 y 2 de noviembre, es una de las festividades más significativas en México, dedicada a honrar a los difuntos con ofrendas y altares. Elementos como el pan de muerto, la flor de cempasúchil, el papel picado y el incienso crean un ambiente simbólico para recibir a los seres queridos. En este contexto, La Catrina destaca como un recordatorio de que la muerte es parte de la vida, manteniendo el tono festivo y único de esta tradición.
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Originalmente, «La Calavera Garbancera» de Posada aludía a las personas de ascendencia indígena que trataban de asimilarse a una clase social más alta, una crítica a quienes querían parecer europeos. El grabado inicial mostraba a La Catrina sin vestimenta, usando solo un sombrero elegante, lo que reflejaba la pobreza que padecían muchos mexicanos a pesar de sus intentos por encajar en otras clases sociales.
En 1947, Diego Rivera retomó la imagen en su mural «Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central», donde la bautizó como «La Catrina» y la vistió con ropa elegante. Desde entonces, La Catrina se ha consolidado como un símbolo de la cultura mexicana, que combina belleza, historia y una crítica social perdurable.
Fuente: National Geographic.
Foto: Fernando Paleta.