La suerte del gabinete del presidente de Perú, Pedro Castillo, entró en un compás de espera de 10 días, al suspenderse este lunes la sesión en la que los ministros buscaban el respaldo del Congreso, a raíz del fallecimiento de un legislador y cuando los congresistas anunciaban el sentido de su voto, tras escuchar los lineamientos de gestión que propuso la titular del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez.
Poco después de las 17 (las 19 en la Argentina), la primera vicepresidenta del Congreso, Lady Camones, en ese momento a cargo de la sesión, anunció que esta quedaba temporalmente suspendida porque «aparentemente falleció un congresista». «Vamos a confirmar», dijo.
Se supo luego que el oficialista Fernando Herrera había fallecido debido a un paro cardiorrespiratorio fuera del Congreso, y apenas 15 minutos después de la suspensión el cuerpo hizo un minuto de silencio como homenaje.
Herrera había ido al recinto, pero se retiró porque se sentía mal y se fue a una casa cercana, donde le dio un infarto. Tenía 54 años.
Minutos después, la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, confirmó la muerte de Herrera, legislador por el departamento sureño Tacna, y anunció que por el duelo, la sesión iba a reanudarse mañana, a las 9.
Sin embargo, unas horas después se cambió la fecha al 4 de noviembre próximo, sin que nadie explicara la causa de la postergación por 10 días, que al Gobierno puede servirle para intentar sumar votos y hasta para alinear a su propia bancada.
Mañana habrá una misa y dentro de 10 días, cuando vuelva el debate, hablarán los congresistas que faltan y después los ministros responderán preguntas, antes de la votación final.
«Expreso mi profundo pesar por el deceso del congresista Fernando Herrera y me sumo al dolor de su familia. Lo recordaremos como un defensor de la democracia, quien luchó por acabar con las diferencias sociales. ¡Cuando un maestro muere, nunca muere! ¡Herrera, presente!», escribió el presidente Castillo en su cuenta de la red Twitter.
Hasta la suspensión, el pleno del parlamento debatía desde hacía una hora y media la cuestión del voto de confianza constitucional al gabinete que encabeza la primera ministra Vásquez, después de que esta expusiera en la mañana los lineamientos de su gestión.
«Nos corresponde ser capaces de caminar en conjunto hacia la gobernabilidad» y «lograr consensos», remarcó la jefa del gabinete en su presentación.
La funcionaria advirtió que el país «atraviesa un momento difícil», en el que «sumado a la crisis sanitaria, la crispación política coloca a las y los ciudadanos en medio de un escenario de tensión que se ha prolongado después del inicio del gobierno», el último 28 de julio.
En su enumeración de promesas, dijo que impulsará la declaración de la emergencia climática, que promoverá una estrategia de prevención de la corrupción del Poder Ejecutivo, para «asegurar la probidad e idoneidad en el ejercicio de la función pública y fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas» y que hará «un seguimiento» de los conflictos «para mejorar el diálogo y establecer la confianza con las comunidades».
Anunció también la semipresencialidad de los estudiantes en los colegios, «de forma segura, concertada, flexible, gradual, voluntaria y descentralizada» y remarcó la meta para el año de crecer «más de 10,5% y para 2022, más de 4,8%, con un promedio de 5,5% en el periodo 2021-25».
«Según el Fondo Monetario Internacional, estas proyecciones son factibles y colocarán a nuestro país como el de mayor crecimiento en la región en este y el próximo año», puso de relieve.
Vásquez asumió la presidencia del Consejo de Ministros el 6 de este mes, luego de que Castillo destituyera a su antecesor, Guido Bellido, y tiene desde entonces un plazo constitucional de 30 días para obtener la confianza del Congreso.
Si la confianza fuera denegada, Vásquez deberá renunciar y el mandatario designar un nuevo equipo de gestión.
«Confío en que la responsabilidad y cordura de las bancadas nos permitirán implementar la política general de gobierno para avanzar en la contención de la pandemia, reactivación económica y hacer realidad los anhelos de nuestro pueblo», escribió Castillo en Twitter.
Vásquez, en tanto, también se declaró confiada en «la buena fe de los diversos grupos políticos quienes, sin necesidad de deponer sino más bien aportar desde sus posiciones ideológicas, podrán tener la disposición de diálogo para que el Estado, a 200 años de su vida republicana, pueda cumplir con su promesa de igualdad e independencia».
Para lograr el voto de confianza el gabinete necesita de 66 voluntades, en un Congreso muy fragmentado y en el que PL tiene la primera minoría con apenas 37 de las 130 bancas.
Costaba esta tarde especular sobre cómo puede salir la votación, porque la cuestión de confianza suele generar posturas transversales en las bancadas y desde el oficialismo mismo hubo críticas para Vázquez.
Bellido, su antecesor, por ejemplo, remarcó que «no se le concede nada a la derecha», instó a «mantener la firmeza si se quiere transformar las estructuras de este país corrupto y este país añejo que no responde a las grandes demandas del pueblo» y hasta sugirió que grupos de campesinos «eran defendidos por la primera ministra y una ONG que ha cobrado más de 30 mil soles». «Eso no da confianza», concluyó.
Leída en medios locales como un guiño de Castillo hacia el ala moderada de la izquierda peruana, la designación de Vásquez llegó tras la salida de Bellido, figura del ala dura de Perú Libre, quien mantuvo varios cruces con el Congreso y duró 68 días en el cargo.
La jefa del Consejo de Ministros, que proviene del Frente Amplio -una coalición de izquierda moderada-, dirigió el Congreso entre noviembre de 2020 y julio de 2021, durante el gobierno interino del presidente Francisco Sagasti.
Mientras adentro se debatía, afuera grupos favorables al Gobierno y otros que reclamaban la destitución de Castillo, se congregaron desde temprano, y fueron separados por vallas por la Policía.
Fuente: Télam.
