El Talmud reconoce ocho identidades de género, lo que demuestra que el pensamiento sobre la diversidad de género no es exclusivamente moderno, sino que tiene raíces milenarias en la tradición judía.
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En la actualidad, el debate sobre el reconocimiento de géneros no binarios sigue ganando terreno. Sin embargo, mucho antes de que surgiera esta conversación en el ámbito moderno, el Talmud, un antiguo texto judío de más de 1.500 años, ya incluía una amplia categorización de identidades de género. Este documento detalla no menos de ocho categorías, incluyendo no solo los géneros masculino y femenino, sino también identidades como androgynos y tumtum, entre otras.
De acuerdo con el Talmud, las personas pueden tener características tanto masculinas como femeninas (androgynos), carecer de características sexuales definidas (tumtum) o incluso cambiar de género durante la vida, ya sea de forma natural o por intervención humana, como en los casos de aylonit y saris. Además, la idea de un ser primigenio que incorpora tanto lo masculino como lo femenino aparece en relatos rabínicos, como el de Rabí Yirmeya ben Elazar, quien describe al primer humano con dos rostros y características de ambos géneros.
La presencia del androgynos en textos legales como la Mishná y el Talmud indica que los rabinos de aquella época no solo reconocían la existencia de personas con géneros intermedios, sino que también abordaban sus derechos y obligaciones dentro de la ley judía (halajá). Este enfoque permitía que la ley se adaptara para quienes no encajaban en las categorías de hombre o mujer, algo que, incluso hoy, sigue generando debate en muchas sociedades.
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La inclusión de categorías de género como el androgynos y el tumtum demuestra que, aunque la sociedad antigua pueda parecer conservadora, existía una visión inclusiva y avanzada en cuanto a diversidad de género. Esta apertura también se extendía a otras categorías en la naturaleza, como el koi, un animal que es visto como intermedio entre lo salvaje y lo doméstico, o el etrog, un cítrico que se considera entre una fruta y una verdura. Los rabinos percibían el mundo como una realidad compleja, donde las categorías absolutas no siempre son suficientes para describir su verdadera esencia.
Este aspecto de la ley judía sugiere que el pensamiento inclusivo y compasivo no es una invención moderna, sino que, en algunas tradiciones antiguas, se abordaron complejidades como la diversidad de género con profundidad y empatía, en busca de soluciones para cada individuo.
Fuente: Infobae
Foto: Noticias de Israel