Conocida por su singular color negro y sus características únicas, la Tacca chantrieri enfrenta amenazas debido a la sobreexplotación y la pérdida de su hábitat natural en el sudeste asiático.
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La Tacca chantrieri, popularmente llamada “flor de murciélago”, es una de las especies más fascinantes y enigmáticas del sudeste asiático. Reconocida por el intenso color negro de sus hojas y sus llamativos “bigotes”, esta planta tropical crece en bosques atravesados por ríos y situados entre los 200 y 1.300 metros de altitud. Aunque desde su descubrimiento en 1901 por el horticultor francés Édouard André ha sido objeto de estudio, en las últimas décadas su presencia en la naturaleza ha disminuido drásticamente.
Esta flor, que también es conocida como “flor del diablo” por su peculiar apariencia, prospera en ambientes cálidos y húmedos. Si bien su hábitat natural se encuentra en países del sudeste asiático como Tailandia, Malasia e Indonesia, también puede cultivarse en interiores, siempre que se reproduzcan las condiciones adecuadas. Sin embargo, su creciente popularidad como planta decorativa ha generado una explotación insostenible, contribuyendo a su vulnerabilidad.
La flor de murciélago se distingue no solo por su color, sino también por su capacidad de florecer hasta ocho veces al año, especialmente entre abril y julio. Con tallos que pueden alcanzar un metro de altura y hojas de hasta 60 centímetros, esta planta es un espectáculo en cualquier espacio. Además, tiene un sistema de autopolinización autónoma que le permite reproducirse sin la intervención de polinizadores externos.
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En interiores, esta especie puede crecer sin luz solar directa, pero requiere nebulizaciones regulares para mantener la humedad. Su cultivo presenta desafíos, ya que necesita suficiente espacio y un control constante de las condiciones ambientales.
A pesar de sus cualidades, la flor de murciélago enfrenta serios riesgos de extinción. La sobreexplotación para fines decorativos, la destrucción de los bosques donde crece y la fragmentación de su hábitat natural son los principales factores que afectan su supervivencia. Este panorama plantea un llamado urgente a la conservación de esta especie única, que además de su valor estético, representa un tesoro biológico del sudeste asiático.
La situación de la Tacca chantrieri subraya la necesidad de proteger los ecosistemas tropicales y de promover prácticas sostenibles para el comercio de plantas ornamentales. Conservar su hábitat y regular su extracción son pasos esenciales para garantizar que futuras generaciones puedan apreciar la belleza y singularidad de esta flor que parece salida de un cuento de hadas oscuro.
Fuente y foto: Billiken