La inteligencia artificial y el conectoma cerebral se han convertido en aliados clave para comprender cómo funciona el pensamiento humano. Investigadores de instituciones como Princeton, Cambridge y el Instituto Allen trabajan con IA para cartografiar las conexiones neuronales que componen la mente.
Recientemente, se logró mapear las 54,5 millones de sinapsis del cerebro de una mosca de la fruta y, más recientemente, un milímetro cúbico de la corteza cerebral de un ratón. Estos avances permitirán a la ciencia acercarse al objetivo de construir un atlas cerebral completo.
Sin embargo, el cerebro humano sigue siendo una red enigmática de 86 mil millones de neuronas conectadas por cinco millones de kilómetros de sinapsis. Dada su complejidad, el uso de IA se vuelve esencial para analizar y comprender esta densa red de información.
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Los progresos en la microscopía electrónica y el aprendizaje automático han permitido reconstrucciones más precisas del tejido cerebral. Estas herramientas permiten mejorar algoritmos y explorar cómo la evolución diseñó nuestro sistema cognitivo.
A la par, modelos computacionales inspirados en la biología humana se utilizan para que la IA aprenda a generalizar y simular funciones cognitivas. Investigaciones recientes buscan integrar dimensiones sociales, clave en trastornos como el autismo.
El futuro de la IA parece avanzar hacia sistemas cada vez más humanos. Estudios como los del Instituto Pasteur y la Universidad de Montreal exploran cómo reproducir mecanismos de conciencia, abriendo un nuevo capítulo en la relación entre tecnología y neurociencia.
Fuente: El Mundo.