Desarrollos científicos recientes, como brújulas que se orientan igual que los insectos, tejidos que imitan las telas de araña para retener el agua y robots que emulan pagolines; demuestran que muchos científicos e ingenieros siguen inspirándose en la naturaleza para nutrir las innovaciones tecnológicas.
«La creatividad humana puede ser fascinante, pero no puede igualar la robustez de la naturaleza», dijo a la agencia AFP Evripidis Gkanias, investigador de la Universidad de Edimburgo, Escocia.
Algunos insectos, como las hormigas y las abejas, se orientan en función de la intensidad de la luz y utilizan la posición del sol como referencia.
MIRÁ TAMBIÉN: Científicos crearon una lengua electrónica capaz de detectar sabores con precisión
Los investigadores reprodujeron la estructura de sus ojos para construir un nuevo tipo de brújula que, a diferencia de los modelos tradicionales basados en el campo magnético terrestre, no es sensible a las perturbaciones electrónicas.
Este prototipo es capaz de determinar la posición del sol en el cielo, incluso en días nublados.
«Ya funciona muy bien y, con la financiación adecuada, podría transformarse fácilmente en un producto más compacto y ligero», afirma Gkanias, que presentó este concepto en Ingeniería de Comunicaciones.
MIRÁ TAMBIÉN: Se despide el exitoso ciclo “Caja Negra” con una entrevista al “Indio” Solari
Por otro lado, los científicos desarrollaron un tejido que replica los hilos de seda secretados por los arácnidos y capaces de retener mínimas gotas de agua suspendidas en el aire, una innovación importante para regiones que sufren escasez de agua.
Una vez que este material se produzca a gran escala, el agua recolectada podría alcanzar una «aplicación real», explicó a la AFP Yongmei Zheng, coautora del estudio publicado en Advanced Functional Materials.
Otro ejemplo de ciencia inspirada en la naturaleza es el robot creado por investigadores de la Universidad de California, caracterizado por una estructura blanda e inflable que, como las viñas, «crece» hacia la luz o al calor y puede introducirse en lugares aparentemente más pequeños e inaccesibles.
MIRÁ TAMBIÉN: ¿Por qué el 2024 tendrá un día más?
Los científicos creen que estos robots tubulares, de aproximadamente dos metros de largo, podrían identificar puntos calientes y proporcionar soluciones para apagar incendios.
«Estos robots son lentos, pero adecuados para combatir incendios latentes, como los de turba, que pueden ser una fuente importante de emisiones de carbono», dijo a la AFP el coautor Charles Xiao.
En tanto, científicos del Laboratorio de informática no convencional de la Universidad de Bristol inventaron circuitos electrónicos flexibles a partir de una alfombra de cultivos bacterianos, utilizados para hacer té kombucha, una bebida elaborada a partir de la oxidación de hojas de té negro.
FUENTE: TÉLAM.