En medio del nuevo escenario cambiario tras la salida del cepo, los supermercados dieron un paso clave: rechazaron listas con aumentos de hasta el 12% en productos esenciales como harinas, aceites y artículos de higiene. La pulseada con las alimenticias escala y se instala como uno de los primeros conflictos del nuevo modelo económico.
La decisión fue celebrada por el ministro de Economía, Luis Caputo, quien destacó que las grandes cadenas no aceptaron mercadería con nuevas listas de precios por parte de firmas como Unilever y Molinos. Desde el sector supermercadista aseguran que “no se aceptan aumentos desmedidos ni especulativos” y advierten que priorizan garantizar productos al mejor precio posible para el público.
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Las empresas alimenticias, por su parte, justificaron las subas por el impacto del salto del dólar sobre materias primas como el trigo y el girasol. “Eso implica un aumento fuerte en los costos y se trató de trasladar parte de eso a los precios”, explicaron. Sin embargo, también reconocen que no todos los ajustes serán defendibles y que será necesario negociar caso por caso.
El desacuerdo se da en un contexto de caída del consumo: según la consultora Scentia, las ventas en supermercados y autoservicios bajaron un 5,4% interanual en marzo, con una retracción del 8,6% en el AMBA durante el primer trimestre del año. Las bebidas alcohólicas lideraron la caída, mientras que el rubro carnes es el que más empuja la inflación.
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Con un consumidor sin margen para absorber más aumentos y un comercio que necesita sostener el volumen de ventas, la discusión de precios entra en una nueva etapa. La frecuencia de las negociaciones aumentará y el equilibrio entre rentabilidad y acceso será más delicado que nunca.
Fuente: TN.