Los Maras iniciaron su sueño a través de la ovalada, teniendo como idea primaria la tarea de contención infanto juvenil, la unión en tiempos de tanta tecnología y el esparcimiento en la práctica de un deporte. Un equipo de rugby comenzaba a forjarse. El club como Dios manda era la gran meta final, algo así como apoyar la guinda debajo o bien paralela a la H.
Carolina Chazarreta y Marcos Coñuecar, hoy el matrimonio que conduce, pese a todo y contra todos, aquella ilusión de institución hecha y derecha, cuentan que “la cuarentena nos frenó de seco, un 2020 iniciado con grandes novedades, algunas ya hechas realidad y otras por venir”.
La UAR –Unión Argentina de Rugby- comenzaba a dar vistas de conocer de qué se trababan Los Maras, a través de la dirigencia de la Unión de Rugby Valle del Chubut y su titular, Adrián Febrero.
“Él nos ayudó para ir logrando una apertura al mundo del rugby, mientras nosotros seguíamos buscando y tramitando formalidad legal, además de seguir creciendo en el número de chicos a la hora de entrenar”, valoraron.
“También quedó pendiente seguir hablando con Alfredo Béliz, para ver si podíamos seguir entrenando en un terreno del SEC, algo que logramos hacer el año pasado, gracias a su enorme predisposición”, agregan.
Una camioneta que arranca en los barrios de la zona bien al oeste de Trelew (INTA, Moreyra, etc), pasa por toda la ciudad y finaliza cada tarde noche en las arenas de la laguna.
El calor sofocante o el frío estremecedor, nada detiene a Los Maras. La pilcha no alcanza para todos. No importa. Se la van prestando aunque sea un ratito cada uno. Las guindas escasean, igual se las rebuscan y no aflojan. Nunca.
Marcos es un laburante de la construcción. Carolina aporta en su rol de mujer todo terreno y lo que recauda de su tarea diaria fuera de casa. Ambos trabajan donde hoy justo no hay tanto trabajo. Y para calentar el hogar, preparar algo caliente o para todo lo que sirve el gas, solo existe la leña. Vaya si saben de pelearla. Por eso “nuestros chicos son felices con lo poco o con lo mucho que les damos en el día, teniendo una guinda como excusa”, cuenta la pareja.
“Este año creo que se nos va a ir sin poder hacer mucho más de lo que hicimos hasta marzo. Ojalá me equivoque, pero como viene esto, veo difícil entrenar todos y mucho menos poder hacer encuentros”, acota Carolina.
El tiempo que nos queda del 2020 dirá. En definitiva solo el de arriba sabe si Los Maras podrán seguir conquistando sueños o dejarlos para el año próximo.
Rifas de los que se les ocurra o un mate bingo, todo ha servido para recaudar y así ayudar a que un Mara sonría. Porque en definitiva, como dicen los mayores, “para nosotros la felicidad de cada uno de ellos es nuestra mejor recompensa”.
Gentileza: Héctor Fabián Araneda.