La Justicia analiza restos hallados junto a un reloj de los años ’90 en una propiedad en la que residió el músico. Sospechan que el cuerpo fue enterrado clandestinamente en plena ciudad.
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El hallazgo de huesos humanos en una antigua casa del barrio porteño de Coghlan donde vivió Gustavo Cerati entre 2001 y 2003 continúa generando conmoción e interrogantes. La Justicia investiga ahora la hipótesis de un posible asesinato ocurrido décadas atrás y pone el foco en una propiedad vecina, habitada desde hace más de cincuenta años por una familia de la zona.
El caso dio un giro en las últimas horas luego de que los peritos encontraran, junto a los restos óseos, un reloj digital con calculadora marca Casio modelo CA-90, que solo se comercializó en Argentina a partir de 1992. «Ese dato es clave, porque acota la ventana temporal del entierro. Ese reloj no pudo estar allí antes de 1992», explicaron fuentes cercanas al fiscal Martín López Perrando, a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 61.
Los huesos fueron localizados en una fosa de 1,20 metros de largo, cavada contra la medianera que divide la casona demolida —donde vivió Cerati— y el chalet lindero, que pertenece a una mujer de unos 90 años. La investigación busca ahora establecer si hubo un entierro clandestino, lo que constituiría un delito, y qué relación podría haber entre los restos, el reloj y los ocupantes históricos del predio.
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«El hecho de enterrar a una persona por fuera del sistema legal es un delito. Nadie entierra a nadie en el fondo de su casa, salvo una cuestión extraña. Y hacerlo en plena ciudad, en los años noventa, es algo raro», indicaron allegados a la causa.
Aunque aún no hay imputados, se esperan los resultados de los análisis forenses para identificar el sexo, la edad estimada y la antigüedad de los restos. También se analiza si el reloj pudo aportar una fecha de detención, gracias al estado de su batería, que podría precisar cuándo ocurrió el hecho.
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Por ahora, el equipo judicial trabaja en la reconstrucción del historial de ocupantes de ambas viviendas, a través de registros civiles, bases de datos de servicios y otros archivos oficiales. «Estamos ampliando el abanico lo más posible para luego comenzar a indagar a quienes vivieron allí a lo largo de los años», detallaron.
El caso mezcla misterio, historia urbana y figuras del rock nacional, y mantiene en vilo al vecindario y a los seguidores del músico. Mientras tanto, la Justicia avanza con cautela y sin descartar ninguna hipótesis.
Fuente: TN
Foto: Archivo