En una jornada marcada por la calma y la masividad, miles de manifestantes se congregaron frente al Congreso Nacional en una nueva edición de las marchas de los miércoles. La protesta contó con un fuerte acompañamiento gremial, destacándose la presencia de la CGT y diversas organizaciones sociales.
Los protagonistas fueron, como cada semana, los jubilados, quienes se posicionaron como símbolo de resistencia frente al ajuste. Ricardo, de 74 años, marchó disfrazado de El Eternauta como una forma de representar la lucha contra las adversidades.
La presencia de la CGT marcó un punto de inflexión, con dirigentes como Omar Plaini, Juan Carlos Schmid y los hermanos Daer entre las columnas. Los cánticos se dirigieron tanto al Gobierno como a la Policía, que esta vez se mantuvo al margen. La agrupación Jubilados Insurgentes fue recibida con entusiasmo al ingresar a la Plaza, reafirmando su rol en la articulación del descontento social.
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En los testimonios, emergieron relatos potentes que dan cuenta del agotamiento social pero también de la fortaleza emocional. Patricia, de 68 años, contó que lleva sus medicamentos “por si cae presa”, y Marta, junto a otras mujeres de Barracas, relató cómo se organizaron espontáneamente tras los cacerolazos de 2023. “Ya no podemos ir al teatro, pero ahora corremos a la Policía”, bromeó.
La Comisión Provincial por la Memoria solo registró un incidente menor, cuando una jubilada fue empujada por una agente. El resto de la movilización fue pacífica, en lo que muchos calificaron como una «fiesta popular sin policías». Este miércoles sin represión se convirtió en un gesto político, justo en la antesala del paro nacional impulsado por la CGT, con fuertes críticas al ajuste de Milei, el deterioro de las jubilaciones y los recortes en salud.
Fuente: Ámbito.