El Ejército de Bolivia comenzó a controlar algunas estaciones de venta de combustibles para evitar el contrabando de diésel y gasolina hacia los países vecinos, mientras continúan las protestas sociales por la falta de dólares y el incremento de los costos de los alimentos.
Las estaciones de servicio, que hasta hace pocos días registraban largas filas, ahora cuentan con la vigilancia de varios militares. El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, confirmó el despliegue militar, explicando que su presencia busca controlar los carros cisterna que transportan combustibles y a quienes compran, evitando el «carguío adicional» para la reventa.
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El costo del litro de diésel y gasolina en Bolivia es de 3,7 bolivianos (0,54 dólares), significativamente menor al de los países vecinos. Esta diferencia de precio ha incentivado el contrabando de combustibles hacia las fronteras, donde se revenden para obtener ganancias.
El presidente boliviano, Luis Arce, atribuyó los problemas en la distribución de diésel y gasolina a la «especulación» y «intereses políticos personales». Arce ordenó reforzar los controles en las fronteras con Argentina y Perú para evitar el contrabando de alimentos y combustibles, y prometió «todo el empeño» del Gobierno para garantizar el poder adquisitivo de la población.
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Mientras tanto, las protestas contra el Gobierno continúan. Diversos sectores han vuelto a las calles exigiendo soluciones al alza de los costos de productos de primera necesidad, la falta de dólares y la escasez de combustibles. Los comerciantes completaron el segundo día de una marcha que partió de Patacamaya y que tiene previsto llegar a La Paz el 17 de junio.
En Sucre, personas de las juntas vecinales se movilizaron contra el alza de los alimentos y otros productos esenciales, mientras que en Potosí, los grupos de comerciantes también marcharon con las mismas exigencias.
FUENTE: DW.
FOTO: AP.