Cada vez más viajeros eligen explorar destinos durante la noche para evitar multitudes y vivir experiencias únicas. Safaris, auroras boreales, cielos estrellados y buceo nocturno marcan la tendencia en alza.
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Una nueva forma de hacer turismo está ganando protagonismo en todo el mundo: el nocturismo. Esta tendencia, que invita a descubrir destinos al caer el sol, creció de manera notable en los últimos años como respuesta a la búsqueda de experiencias auténticas, lejos de las multitudes y del turismo convencional. Según una encuesta de Booking.com realizada en 2024 en 33 países, más del 60% de los viajeros expresó interés por actividades nocturnas como safaris, recorridos urbanos o la observación del cielo estrellado.
El fenómeno del nocturismo redefine la manera de explorar el mundo. Desde los safaris nocturnos en África hasta las caminatas en busca de osos en Finlandia, la noche se convirtió en escenario de aventuras que revelan una cara oculta y fascinante de cada destino.
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Uno de los mayores atractivos de este tipo de turismo es el safari nocturno. A diferencia de las excursiones diurnas, estas permiten observar a cerca del 70% de los mamíferos que son activos únicamente durante la noche. En lugares como Sudáfrica y Madagascar, los viajeros ahora pueden avistar animales raros como el aardvark y el aardwolf, lo que generó un notable incremento de demanda, según datos de Wildlife Worldwide.
También crecen las experiencias fluviales nocturnas, como las del Sacha Lodge en el Amazonas ecuatoriano, donde las excursiones en canoa permiten observar caimanes bajo la luz de antorchas. En Europa, operadores como Travelling Naturalist organizan caminatas nocturnas para ver osos pardos en países escandinavos.
La observación de las luces del norte es otra propuesta estrella del nocturismo. El actual máximo solar, previsto entre 2024 y 2025, hace que las auroras boreales se vean con mayor intensidad y frecuencia. Esto motivó un boom de visitantes en ciudades como Tromsø, en Noruega, conocida como la “capital de las auroras boreales”. Según la Asociación de Agentes de Viajes Británicos (ABTA), uno de cada cinco británicos planea viajar al círculo polar ártico para vivir este espectáculo natural.
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La observación de estrellas se convirtió en una motivación de viaje en sí misma. En un mundo donde la contaminación lumínica impide que el 30% de la población mundial vea la Vía Láctea, según el Royal Astronomical Society, destinos como el desierto de Atacama en Chile, Namibia o el Outback australiano se posicionan como favoritos del turismo astronómico.
En otros rincones del mundo, como el Tāhuna Glenorchy Dark Sky Sanctuary de Nueva Zelanda, se desarrollaron reservas y santuarios para preservar la oscuridad y fomentar esta experiencia.
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Otra de las actividades que crecen con el nocturismo es el buceo nocturno con luces UV. Destinos como Bonaire (Caribe) o Anilao (Filipinas) ofrecen espectáculos de biofluorescencia marina que deslumbran bajo el agua. También, la bioluminiscencia natural en lugares como Vieques (Puerto Rico) o las Maldivas convierte a la noche en un evento mágico, con mares que brillan por efecto de organismos microscópicos.
Este cambio en la forma de viajar responde a un nuevo perfil de turista, más consciente, curioso y dispuesto a vivir experiencias que rompen con lo establecido. El nocturismo llegó para quedarse y seguir iluminando las noches del turismo global.
Fuente: Infobae
Foto: Archivo