El gobierno británico declaró el estado de sequía en buena parte de Inglaterra, golpeada por una ola de calor que azota a buena parte de Europa y del norte de África.
La medida, declarada por primera vez desde 2018, incluye las áreas de Londres, el valle del Támesis y partes del sur, el centro y el este de Inglaterra.
Según informó la agencia de noticias AFP, el estado de sequía obliga a las compañías de agua a elaborar planes de contingencia para hacer frente a la escasez.
Ayer, se decretó una alerta naranja por «calor extremo» en la casi totalidad del sur de Inglaterra y en una parte del País de Gales, que debería durar hasta este viernes.
Pero no se prevé que se supere el récord de calor de 40,3°C del pasado 20 de julio. «Estamos mejor preparados que nunca para el clima cálido, pero seguimos vigilando de cerca la situación, incluido el impacto en los agricultores y el medio ambiente, y tomaremos nuevas medidas si es necesario», dijo el secretario del Agua, Steve Double.