Con más de 3.500 años de antigüedad, Peñico emerge como un centro clave de intercambio cultural y resiliencia climática tras la caída de Caral. El hallazgo arqueológico revela estructuras monumentales y conexiones entre la costa, los Andes y la Amazonía.
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En las áridas tierras del norte de Perú, un hallazgo arqueológico de dimensiones históricas acaba de salir a la luz: la antigua ciudad de Peñico, con más de 3.500 años de antigüedad, fue descubierta por un equipo liderado por la reconocida arqueóloga Ruth Shady, también responsable de la revelación de Caral, la civilización más antigua de América. Este nuevo sitio se posiciona como el sucesor cultural de Caral y reescribe lo que se sabía hasta ahora sobre los orígenes de las sociedades complejas en el continente.
Situada a 600 metros sobre el nivel del mar, sobre una terraza geológica estratégica, Peñico se desarrolló como un nodo de intercambio entre la costa, los Andes y la Amazonía, manteniéndose en aislamiento relativo frente a otras civilizaciones antiguas de Asia o África. Su compleja infraestructura incluye pirámides, plazas circulares, plataformas ceremoniales y murales que evidencian una organización social avanzada. Uno de los hallazgos más significativos es el edificio ‘B2’, decorado con relieves de pututus —instrumentos ceremoniales hechos con caracoles— que simbolizaban el poder y eran usados en rituales y asambleas.
El valor de Peñico radica también en su capacidad de resiliencia ante el cambio climático. Mientras Caral colapsó por transformaciones ambientales hace más de tres milenios, Peñico logró adaptarse y prosperar. Sus habitantes modificaron estructuras económicas y sociales para sostener un flujo comercial con otras culturas, tal como lo muestran los objetos encontrados: collares de conchas marinas, esculturas antropomorfas y pigmentos de hematita roja.
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Más antigua que Machu Picchu, esta ciudad del período Formativo Temprano (1800-1500 a.C.) revela un legado que desafía la idea de que el esplendor de Perú comenzó con los incas. A diferencia de la famosa ciudadela incaica, que fue levantada en el siglo XV, Peñico ya funcionaba como centro comercial y ceremonial milenios antes, demostrando que la civilización americana floreció de manera autónoma, creativa y avanzada.
Hoy, el sitio arqueológico enfrenta amenazas por el avance del tráfico de terrenos. Arqueólogos y comunidades piden la urgente intervención del Estado para preservar este tesoro del patrimonio cultural peruano y americano. Peñico no solo es un testimonio del ingenio ancestral, sino una prueba de que la historia de América aún tiene mucho por revelar.
Fuente y foto: Infobae