Muchos usuarios se preguntan para qué sirven los pequeños agujeros que tienen algunos enchufes eléctricos, especialmente los de tipo A. Aunque parezcan detalles sin importancia, cumplen varias funciones esenciales para la seguridad y la eficiencia.
Este diseño, que se remonta a 1904 con una patente de Harvey Hubbell II, permite una mejor fijación del enchufe a la toma, evitando desconexiones accidentales. Además, facilita la inserción de mecanismos de seguridad y la fabricación del conector.
En algunos modelos, las tomas de corriente incluyen trabas internas que encajan en estos orificios, aumentando la estabilidad de la conexión. También permiten usar pequeños candados para impedir el uso no autorizado de dispositivos.
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Durante la producción, los fabricantes utilizan los agujeros como punto de anclaje para ensamblar el enchufe sin dañar sus componentes. Incluso pueden servir para colocar advertencias o etiquetas informativas sin afectar la funcionalidad.
Si bien este diseño es común en países como Estados Unidos, Canadá, México o Japón, en Argentina predominan los enchufes tipo I. Las diferencias obedecen a las normativas locales de voltaje, frecuencia y seguridad eléctrica.
El diseño con orificios, lejos de ser un capricho estético, refleja más de un siglo de evolución técnica en materia de conectividad eléctrica. Su presencia en millones de hogares demuestra su vigencia y utilidad en todo el mundo.
Fuente: Infobae.