En el Día Mundial de las Ballenas, la becaria doctoral Camila Tavano Formigo, del CESIMAR-CONICET advierte sobre la creciente presencia de microplásticos en las ballenas del Golfo Nuevo.
Su investigación destaca la urgencia de abordar la contaminación marina para proteger a estos cetáceos.
Tavano Formigo, focaliza su tesis en la presencia de microplásticos en ballenas, delfines y lobos marinos. En el Golfo Nuevo, los microplásticos secundarios, derivados de la fragmentación de plásticos más grandes, son una preocupación creciente.
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Analizando 17 muestras fecales de ballena franca austral, la investigadora descubrió restos de microplásticos en 14 de ellas. Aunque la cantidad necesaria para causar daño es desconocida, estudios indican posibles efectos nocivos, como desregulación endócrina y daño celular.
La interacción con macroplásticos también es alarmante, ya que pueden causar obstrucción digestiva y enmallamientos.
La bióloga del CENPAT centra su investigación en analizar la exposición de las ballenas al comer, considerando las partículas presentes en el agua y las ingeridas a través de las presas. La translocación de microplásticos al torrente sanguíneo y a diversos órganos también será objeto de estudio.
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Tavano Formigo enfatiza la importancia de tomar conciencia sobre la gestión responsable de residuos plásticos y reducir el consumo de productos de un solo uso.
A medida que la cantidad de microplásticos en el mar aumenta, la investigadora destaca la necesidad de evitar que más basura llegue al océano. Los cambios de hábitos individuales, aunque pequeños, pueden tener un impacto significativo en la preservación de estos majestuosos cetáceos.
FUENTE: CESIMAR-CONICET
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