Las ferias americanas han proliferado en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) como una respuesta a la recesión económica y al aumento de los precios de la ropa. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas cayeron un 5,2% en septiembre, y el sector textil sufrió una disminución aún más significativa del 5,4% en comparación con el año anterior.
Ante este contexto, muchos argentinos han cambiado sus hábitos de consumo, optando por buscar alternativas más económicas. Las ferias americanas, que inicialmente eran un fenómeno marginal, han ganado popularidad, convirtiéndose en una opción accesible para adquirir ropa de segunda mano a precios más bajos. «No hay lugar, hay que ir muy temprano», comenta Wanda, una asistente habitual a estas ferias en Ingeniero Budge, donde se utilizan mantas para exhibir la ropa.
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Los métodos de pago en estas ferias son flexibles, aceptando tanto efectivo como transferencias a través de plataformas digitales como Mercado Pago. Isabel, una jubilada y compradora frecuente, señala que «la gente compra mucho y más si la ropa está en buen estado». Además de prendas, también se intercambian otros artículos, como utensilios de cocina y herramientas.
La crisis que afecta a la industria textil se ve agravada por la apreciación cambiaria y el alto costo de la indumentaria en relación con los salarios. Un informe de Fundar revela que una canasta de ropa en Argentina cuesta un 35% más que en la región, y un 16% más cuando se mide en dólares MEP. Esta disparidad en los precios se debe en gran parte a la elevada presión impositiva en el país, que promedia el 33%, en comparación con un 8,5% en el resto del mundo.
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Factores adicionales, como los impuestos a las importaciones y la inestabilidad económica, también contribuyen a la escalada de precios. Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar, resalta la necesidad de reformar el sistema impositivo para hacer la ropa más competitiva.
El auge de las ferias americanas no solo se debe a la crisis económica, sino también a una creciente conciencia sobre la economía circular. Este modelo promueve prácticas de consumo sostenible, como el intercambio y la reutilización de productos. Un ejemplo de esta tendencia es el «Club del Desapego», que se realiza en el Parque de la Estación en Buenos Aires, donde las personas pueden intercambiar artículos que ya no utilizan, fomentando un consumo responsable.
Fuente: Ámbito.