Habita los océanos con sigilo y majestuosidad, pero lo que realmente asombra del cachalote es su cerebro de hasta 9 kilos, un órgano cuya estructura y funciones siguen siendo objeto de fascinación científica.
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En las profundidades del océano navega una criatura monumental, tanto por su tamaño como por los enigmas que guarda en su anatomía: el cachalote (Physeter macrocephalus), célebre por ser el animal con el cerebro más grande del planeta. Su figura se instaló en la cultura popular gracias a “Moby Dick”, pero lejos de la ficción, este cetáceo marino real sigue siendo uno de los mayores misterios de la biología.
Según National Geographic, mientras que el cerebro humano pesa en promedio 1.4 kilogramos, el de un cachalote macho adulto puede alcanzar los 9 kilos. Este órgano gigantesco se aloja en una cabeza de forma cuadrada que representa casi un tercio del cuerpo total del animal. Aunque aún no se ha determinado qué implicancias cognitivas conlleva este tamaño, su estructura revela una asombrosa adaptación al entorno marino.
El cachalote se encuentra en todos los océanos del mundo, especialmente en zonas tropicales y templadas. Según Animal Diversity Web, habita aguas profundas y se sumerge durante largos periodos para capturar presas como calamares gigantes. Una de sus particularidades anatómicas es el órgano espermaceti, una cavidad llena de una sustancia cerosa cuya función sigue bajo investigación. Se sospecha que estaría vinculada a la ecolocalización o al control de flotabilidad durante inmersiones extremas.
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Durante los siglos XIX y XX, esta sustancia fue codiciada por la industria ballenera. Tal como lo documenta la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU.), el espermaceti fue usado en la fabricación de velas, aceites y lámparas, lo que llevó a la caza intensiva del cachalote, al borde de la extinción. Si bien la presión disminuyó desde la prohibición comercial en los años 80, la especie continúa amenazada por colisiones con embarcaciones, contaminación acústica y redes de pesca.
Más allá del mito, el cachalote es una muestra viviente del ingenio evolutivo. Su cerebro masivo no lo convierte automáticamente en la criatura más inteligente del mar, pero sí en una de las más especializadas. Comprender su biología ayuda no solo a resolver enigmas de la neurociencia animal, sino también a proteger especies ancestrales que han sobrevivido a siglos de intervención humana.
El coloso de los océanos, testigo de un pasado remoto, sigue surcando las aguas como un emblema de la vida marina profunda, con su imponente cerebro como estandarte de una evolución que aún guarda secretos por revelar.
Fuente: Infobae
Foto: National Geographic