La agitada vida moderna puede desencadenar un estado de agotamiento crónico conocido como «burn on», que lleva a la depresión. A diferencia del «burnout», en el que las personas colapsan repentinamente, los afectados por el «burn on» permanecen atrapados en situaciones de estrés constante, enfrentando una tensión permanente que afecta su salud física y mental.
El aumento de la competitividad, las crisis económicas y los altos costos contribuyen al estrés crónico. Aquellos que se imponen altas expectativas y buscan la perfección son especialmente propensos al «burn on». Las limitaciones externas y autoimpuestas, junto con el perfeccionismo, crean un entorno propicio para el desarrollo de esta condición.
Los afectados experimentan una conexión excesivamente estrecha con su trabajo, mostrando hiperexcitación en lugar de distanciamiento. Experimentan tensiones crónicas que se manifiestan en dolores físicos como dolor de cuello, dolor de espalda y dolores de cabeza, así como problemas psicológicos como desesperanza y falta de sentido.
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Reconocer el problema es el primer paso para abordar el «burn on». Es crucial equilibrar las demandas laborales con las necesidades personales y practicar la autoevaluación regular. Reducir el ritmo y buscar formas de relajarse puede ser beneficioso, al igual que buscar ayuda profesional si es necesario.
Aunque el «burnout» y el «burn on» aún no se consideran enfermedades mentales independientes, es esencial que los afectados reconozcan su condición para buscar la ayuda adecuada. Tener un término para describir sus síntomas puede ser valioso para comprender y abordar adecuadamente su situación.
El «burn on» representa un desafío significativo en un mundo donde la presión y el estrés son constantes. Reconocer los signos y buscar formas de manejar el estrés crónico es fundamental para prevenir el deterioro de la salud física y mental.
FUENTE: DW.