El hospital infantil Okhmatdyt de Kiev, uno de los centros pediátricos más importantes de Ucrania, ha reanudado parcialmente sus servicios médicos tras haber sido devastado por un ataque con misiles rusos.
El ataque, ocurrido la semana pasada, dejó el hospital gravemente dañado y resultó en la muerte de al menos 44 personas, incluyendo a decenas de niños que ya luchaban contra enfermedades potencialmente mortales.
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El hospital, que atendía a 627 pacientes en el momento del ataque, ha sido el epicentro de una de las tragedias más significativas de la guerra en Ucrania. En la entrada del hospital, donde se cree que impactó el misil, se han colocado flores y peluches en homenaje a las víctimas.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha declarado que se destinarán 9,6 millones de dólares (8,82 millones de euros) para la reconstrucción del hospital. Los equipos de rescate y la maquinaria pesada continúan trabajando en la retirada de escombros y en la rehabilitación del centro médico.
«No sé cuáles son las reglas de la guerra si atacan un hospital infantil donde se salva a niños y se les da la vida», expresó el padre de uno de los pacientes, reflejando el sentimiento de indignación y dolor de muchas familias afectadas.
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El ataque al hospital ha sido condenado internacionalmente. La interrupción de operaciones críticas, como una a corazón abierto, y la necesidad de continuar tratamientos de cáncer al aire libre han sido algunos de los terribles impactos del bombardeo ruso. Este ataque se produjo durante el bombardeo más intenso de Kiev en casi cuatro meses y es uno de los más mortíferos de toda la guerra, según las autoridades ucranianas.
El Parlamento Europeo ha reafirmado su apoyo a Ucrania, criticando fuertemente las acciones de Rusia y subrayando la importancia de proteger infraestructuras críticas como hospitales en zonas de conflicto.
FUENTE: Euronews.
FOTO: AP.