El Real Madrid, dirigido por Carlo Ancelotti, enfrentó una dura realidad en su visita al Lille, donde sufrió su primera derrota de la temporada. Después de 36 partidos oficiales invicto, el conjunto blanco evidenció una alarmante crisis de juego que se hace cada vez más evidente. Este traspié pone en duda las aspiraciones del equipo, que se presentó en Francia con un rendimiento desastroso.
Desde el inicio del encuentro, el Madrid mostró una falta de intensidad y concentración que fue aprovechada por el Lille. A pesar de que los franceses llegaban al partido con una plantilla diezmada por lesiones, lograron neutralizar los intentos de ataque del Real Madrid.
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La situación se complicó aún más cuando Eduardo Camavinga, en un momento de desconcierto, cometió un penalti infantil que llevó a Jonathan David a abrir el marcador desde los once metros. Esta acción fue el resultado de una primera parte en la que el Madrid no supo encontrar su juego y fue incapaz de crear oportunidades claras de gol.
El panorama en la segunda mitad no mejoró, a pesar de los cambios realizados por Ancelotti. La entrada de Kylian Mbappé y Luka Modric no tuvo el efecto deseado, ya que el equipo continuó mostrando una falta de fluidez en su juego. El mediocampo, conformado por Tchouaméni y Camavinga, no logró establecer el control necesario, dejando a Vinicius y Endrick a merced de una defensa bien organizada del Lille.
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Las pocas ocasiones del Madrid, como un remate de Endrick que fue bien defendido por el arquero Chevalier, reflejaron la impotencia del equipo. A medida que avanzaba el partido, el Lille se mostró más seguro, y el Real Madrid se vio acorralado, incapaz de generar peligro. La frustración se hizo evidente entre los jugadores, con varias tarjetas amarillas que evidenciaron el desespero y la falta de claridad en su juego.
Fuente: MUNDO DEPORTIVO
Foto: REUTERS