En un hecho sin precedentes, conservacionistas captaron en video a un Powelliphanta augusta depositando un huevo. Este raro caracol carnívoro, amenazado por la minería, es objeto de un delicado programa de conservación en la Isla Sur del país.
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Un registro inédito sorprendió a conservacionistas en Nueva Zelanda: por primera vez, fue filmado un ejemplar de Powelliphanta augusta —un caracol gigante, carnívoro y hermafrodita— poniendo un huevo. La secuencia fue capturada en una instalación climáticamente controlada en la costa oeste de la Isla Sur, donde se preserva la especie tras la destrucción de su hábitat natural por la minería.
El Departamento de Conservación, que cuida estos moluscos desde hace casi veinte años, celebró este hallazgo como un hito en el conocimiento de su biología reproductiva. La grabación muestra cómo el caracol expulsa un huevo blanco de gran tamaño desde una abertura bajo su cabeza, un comportamiento nunca antes observado en la especie.
El Powelliphanta augusta vive en un entorno artificial que imita las condiciones alpinas de la montaña que habitaba, ahora irreversiblemente degradada. Este entorno ha permitido conservar cientos de ejemplares, aunque el proceso no estuvo exento de tragedias, como la muerte de 800 caracoles en 2011 por una falla en la refrigeración.
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A diferencia de caracoles comunes, esta especie se desarrolla lentamente: alcanza la madurez sexual a los ocho años y pone apenas cinco huevos por año, los cuales pueden tardar más de doce meses en eclosionar. Su reproducción es compleja y aún poco comprendida, lo que vuelve valioso cada nuevo dato.
En las últimas décadas, la protección del Powelliphanta augusta estuvo en el centro de una disputa ambiental, luego de que se permitiera una explotación carbonífera sobre su hábitat. Como resultado, más de 4.000 ejemplares fueron extraídos y parte de ellos siguen bajo cuidado intensivo.
Actualmente, la población en cautiverio alcanza casi 1.900 individuos, con más de 2.000 huevos en desarrollo. El reciente video representa un logro para la ciencia y un respaldo al programa de conservación. En un contexto global de pérdida de biodiversidad, este registro ofrece esperanza: incluso las especies más esquivas pueden revelarnos sus secretos si les damos el tiempo y el entorno adecuados.
Fuente y foto: Infobae