Investigadores japoneses descubrieron que estas plagas agrícolas absorben una reserva de yema antes de nacer, lo que aumenta su resistencia en ambientes extremos. El hallazgo podría revolucionar el control de plagas.
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Un reciente estudio liderado por el entomólogo Koutaro Ould Maeno del Centro Internacional de Investigación de Ciencias Agrícolas de Japón reveló que la langosta del desierto (Schistocerca gregaria) —una de las plagas más devastadoras para la agricultura— se alimenta antes de nacer. La investigación, publicada por Newsweek, mostró que las crías absorben una reserva de yema residual dentro del huevo, lo que les otorga una ventaja crítica en zonas secas donde el alimento escasea.
El hallazgo aporta una nueva comprensión sobre la increíble resiliencia biológica de estos insectos, capaces de sobrevivir en condiciones extremadamente áridas. Según el estudio, los huevos más grandes y desecados conservan una mayor cantidad de yema, la cual es ingerida por la cría antes de romper el cascarón. Esta “reserva interna” permite que los insectos recién nacidos resistan más tiempo sin alimento tras la eclosión.
El equipo de Maeno crió langostas en distintas condiciones —aisladas o en grupo, y bajo climas húmedos y secos— para comparar su desarrollo. En climas áridos, las crías eran más pequeñas, pero su tasa de supervivencia fue significativamente más alta si nacían de huevos grandes con yema sobrante. Las crías solitarias nacidas en seco sobrevivieron un 65% más sin alimento, y las gregarias un 230% más que sus pares nacidas en ambientes húmedos, lo que confirma la importancia adaptativa de este mecanismo.
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Este comportamiento revela una estrategia evolutiva sofisticada. Las hembras gregarias ponen menos huevos, pero de mayor tamaño, invirtiendo más recursos en la supervivencia de cada descendiente. “La yema adicional funciona como una reserva; producir huevos grandes es ventajoso en condiciones duras”, afirmaron los científicos.
La langosta del desierto alterna entre una fase solitaria y otra gregaria, y cuando las condiciones son adversas y la población aumenta, forma enjambres gigantes capaces de devastar cultivos en cuestión de horas. Esta especie afecta regularmente regiones vulnerables de África, Arabia y Asia suroccidental, y su capacidad de adaptación la convierte en una amenaza agrícola global.
El descubrimiento de la yema residual como factor clave de supervivencia podría ser crucial para diseñar nuevas estrategias de control de plagas, enfocadas en etapas tempranas del desarrollo. Identificar y alterar este mecanismo podría ayudar a prevenir futuras crisis alimentarias causadas por enjambres masivos.
Fuente: Infobae
Foto: Noticias 24 horas