Cada 19 de agosto se conmemora el Día Nacional de la Lucha contra el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), una enfermedad grave que afecta principalmente a los niños pequeños. Este día se establece como una oportunidad para crear conciencia sobre la prevención y la detección temprana de esta afección que, en Argentina, continúa siendo una de las principales causas de insuficiencia renal en la infancia.
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El SUH es provocado por la ingestión de alimentos o agua contaminados con la bacteria Escherichia coli productora de toxina Shiga (STEC), la cual libera toxinas que dañan los vasos sanguíneos en los riñones, generando fallos renales. En la mayoría de los casos, la enfermedad se manifiesta con síntomas como diarrea con sangre, vómitos, dolor abdominal y fatiga, seguidos por palidez, debilidad y disminución de la diuresis. Estos síntomas requieren atención médica inmediata para evitar complicaciones graves.
Argentina es uno de los países con mayor incidencia mundial de SUH, siendo la segunda causa de insuficiencia renal crónica y trasplantes en edades pediátricas. A pesar de ser una enfermedad prevenible, su presencia sigue siendo endémica en el país. Según Diego Ripeau, nefrólogo pediátrico del Hospital de Clínicas, la clave está en la prevención: “Es fundamental cocinar adecuadamente las carnes, lavar las frutas y verduras de forma meticulosa y garantizar el acceso a agua potable”.
El control adecuado de los alimentos es determinante para evitar la contaminación con STEC. Las carnes picadas, como hamburguesas, albóndigas o empanadas, son especialmente peligrosas, ya que la bacteria puede quedar en su interior si no se cocinan a una temperatura suficiente. Además, prácticas como la separación de utensilios para carne cruda y alimentos listos para el consumo, el lavado adecuado de manos y la higiene de las superficies son esenciales para prevenir la transmisión.
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En cuanto a los tratamientos, el Síndrome Urémico Hemolítico no cuenta con una terapia específica. El enfoque se basa en el manejo de los síntomas, incluyendo el control de la insuficiencia renal y la anemia. En casos graves, pueden ser necesarias transfusiones de sangre o diálisis. La detección temprana y el seguimiento a largo plazo son vitales para mejorar las posibilidades de recuperación y la calidad de vida de los pacientes.
Fuente: Infobae.
Foto: UNCiencia.
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