Esa materia, argumentaron, «contribuye a la formación de un ciudadano democrático, responsable, ético, crítico, libre, solidario, con visión de cultura y religiosidad».
En una publicación en el diario El Mercurio, las iglesias afirmaron que «la clase de religión es el espacio curricular privilegiado para atender y formar las dimensiones espiritual, ética y moral de la persona humana del estudiante».
Convertir dicha materia en electiva «crea una competencia artificial y desigual, propiciando, en la práctica, su eliminación del currículo, reduciendo el conocimiento disciplinar del educando, al privarlo de una formación integral y su desarrollo ético-social-cultural, que la propia Ley General de Educación declara perseguir», sostuvieron
El vocero de las instituciones religiosas y director del área de Educación de la Conferencia Episcopal, Roberto Pavez, destacó las coincidencias que unen a las distintas iglesias.
«Nos debemos respeto y tenemos muchos puntos de concordancia, más allá de los ritos o prácticas diversas», dijo.
La ministra de Educación, Marcela Cubillos, defendió el cambio en la currícula, al sostener que «en la enseñanza media elige el joven y no su familia».
«El problema es que para los alumnos que eligen no tener Religión (96% en tercero y cuarto medio) el colegio no puede darles ninguna alternativa para aprovechar mejor ese tiempo», indicó.
El cambio, señaló Cubillos, «permitirá a los colegios ofrecer también en esas dos horas clases de Historia, Arte o Educación Física a aquellos que no toman Religión. Y eso es positivo», afirmó.
Aunque la Constitución Política estableció en 1925 la separación entre el Estado y la Iglesia (católica), hasta ahora su influencia en educación ha sido muy fuerte y, de hecho, los profesores que la imparten son autorizados por las diócesis y formados en sus institutos y no por el Estado.