La cumbre de ministros de Exteriores de la OSCE en Malta estuvo marcada por el enfrentamiento directo entre Ucrania y Rusia, en un contexto de tensiones globales por la invasión rusa a Ucrania.
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La reunión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) comenzó este jueves con el regreso de Sergei Lavrov, ministro de exteriores ruso, a un foro europeo desde el inicio del conflicto en 2022. En su intervención, el ministro ucraniano Andrii Sybiga no dudó en enfrentarlo directamente, llamándolo «criminal de guerra» y acusando a Rusia de perpetrar atrocidades contra su país. «Ucrania ganará el derecho a existir y la justicia prevalecerá», declaró Sybiga, en un tono desafiante que dejó claro el aislamiento diplomático de Rusia en la organización.
El encuentro también presenció un intercambio de reproches entre Lavrov y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. Mientras Blinken acusó a Rusia de socavar principios fundamentales como la soberanía nacional y la autodeterminación, Lavrov negó las acusaciones y acusó a Washington de usar a Ucrania como un intermediario para atacar a Rusia. Además, en un gesto simbólico, representantes de Ucrania, los países bálticos, Polonia y República Checa abandonaron la sala durante el discurso de Lavrov.
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En su intervención, Lavrov negó categóricamente la masacre de Bucha, ocurrida en 2022 y ampliamente documentada como una de las mayores atrocidades cometidas durante la invasión rusa. Asimismo, acusó a Occidente de reactivar una «Guerra Fría» que podría tornarse en un conflicto abierto y criticó a la OTAN y la UE por imponer su visión global.
Aunque las críticas hacia Rusia dominaron gran parte de las discusiones, el ambiente en esta cumbre fue considerado algo más relajado en comparación con el año pasado. Diplomáticos consultados señalaron que esto podría deberse a una preparación por parte de los aliados occidentales para un posible cambio en el apoyo incondicional a Ucrania, ante la posible llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero próximo.
A pesar de estar sancionado por la Unión Europea, Lavrov recibió permiso para asistir a la reunión de la OSCE, uno de los últimos espacios donde Rusia y Occidente aún se sientan en la misma mesa. Sin embargo, su participación estuvo rodeada de protestas y gestos diplomáticos que subrayaron la persistente desconfianza hacia Moscú.
Fuente: 20 Minutos
Foto: Archivo