Ayer, el fiscal Luke Staton, testificó que Thunberg dijo que se iba a quedar donde estaba y por eso fue arrestada.
Thunberg fue detenida el 17 de octubre por desacatar la orden de la policía de no bloquear la calle donde tuvo lugar una protesta contra el Foro de Inteligencia Energética (en inglés Energy Intelligence Forum), en un hotel del barrio londinense de Mayfair, al que acudieron directivos de las principales compañías de gas y petróleo.
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«Detrás de estas puertas cerradas (…), políticos sin escrúpulos hacen acuerdos y pactos con lobistas del destructivo sector de los combustibles fósiles», declaró Thunberg antes de que la detuvieran, aunque poco después quedó en libertad bajo supervisión judicial y al día siguiente participó en otra protesta frente al mismo hotel.
Activistas ecologistas recibieron a los participantes en la conferencia con gritos de «¡Qué vergüenza!» y con carteles que criticaban la autorización para explotar el controvertido yacimiento petrolífero Rosebank, en el mar del Norte, donde el gobierno británico ha concedido numerosos permisos de exploración de petróleo y gas, para reforzar la independencia energética del país.
Varias medidas del Ejecutivo británico despertaron indignación entre las organizaciones ecologistas, que presentaron recursos legales y aumentaron sus acciones, como el movimiento Just Stop Oil, cuyos militantes organizan a menudo marchas pacíficas en Londres.